jueves, 31 de julio de 2014

Derp's Fly-in Classics: Frankentein's Daughter (1958)

Damas y caballeros, con ustedes su presentadora favorita Derpy Hooves, la pegasa loca:

Cuando viene gente a casa, todo funciona mejor,
 incluso el horno micro-ondas
Realmente amo trabajar en Correos de Ecuestria. El otro día se me solicitó por Real Decreto que trajera unos rollos de peli a la Filmoteca Real: eran para un pase personal del Sr. Discordio, el Ministro de Cultura. Quiere que aprendamos sobre Richard E. Cunha y su maestría en contar sucesos paranormales para los primates del Otro Lado. De hecho considera que el mismo Cunha es un suceso paranormal en si mismo, y el anunciador de la segunda venida de un tal Cristo. A mí me suena de un gran jugador de fútbol que pisó a un árbitro que se llamaba así. Igual pisar a un árbitro se considera algo excepcional. Aquí te pueden suspender de empleo y sueldo, petrificar y enviar de monumento a la Luna. Cada vez os entiendo menos, a los primates. 

Pero bueno, la cosa es que decidí ponerme la película a ver qué tal resultaba, y tengo que decir que el Ministro hace muy bien en enseñar la herencia de los Viejos Maestros del Arte Humano al mundo.

La parte que me gusta más es cuando empieza, no os la perdáis.


Detrás de la broma: Richard E. Cunha es considerado como uno de los peores cineastas de su generación, pero a diferencia de otros de su época, él jamás tuvo problema alguno en reconocer su ineptitud: hacía pelis baratas por diversión, ya que tenía un buen trabajo como cámara televisivo.

Cunha es considerado por algunos como peor que Ed Wood Jr. una buena muestra es una anécdota ocurrida dutante el rodaje de esta peli: una lamentable falta de comunicación hizo que el maquillador Harry Thomas se pensara que el monstruo era masculino, ya que el maquillaje iba a ser llevado por un hombre: el especialista Harry Wilson. Cuando le avisaron de que el monstruo era mujer, ya había acabado una máscara totalmente masculina, y no había tiempo ni dinero para hacer una nueva, así que a ultimísima hora, lo único que pudo hacer Thomas fue ponerle carmín a Wilson. Cuando Cunha vio el resultado, según sus propias palabras, salió del set y se fue, literalmente, a llorar su pena a un rincón donde tuviera privacidad.

Cunha se asomará bastante por esta sección. Es un cineasta a reivindicar por los que amamos el cine bizarro.

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