lunes, 25 de noviembre de 2013

El entrenador Pokémon que no había visto un Pokémon en su vida en...

EL SACROSANTO CELEBI

Acisclo salió totalmente libre tras beneficarse de la amnistía general propugnada en Ecuestria por la formación del nuevo régimen del Triunvirato - formado por Celestia, la del cuerno medio torcido; Luna, la Bien Vuelta y Twilight Sparkle la Neo-Mary Sue - y tras sobornar al agente del SIPE (Servicio de Inteligencia del Principado de Ecuestria) que tenía que escoltarlo hasta Matalascañas con un saco de alfalfa, dos zanahorias y un álbum de fotos guarras de Derpy Hooves, logró meterse de polizón en el barco que llevaba a la embajada de la ONU que había acudido a la toma de posesión del nuevo gobierno (las relaciones se restablecieron cuando el Sr. D. Spike susurró a las potras de que convenía levarse bien con la raza humana, y más de cara a Navidades).

Desde su celda, Acisclo decidió que iba a coger un Celebi. Tras atreverse a salir de la bodega del barco, se dirigió sin dudarlo dos veces al lugar donde había oído que los marineros decían que moraba el Celebi. Llegó a las puertas Oyó una voz que parecía rogar, así que entró, vio al magnífico ejemplar, un poco viejo pero ya valía y exclamando...

- ¡Coño, un celebi!

Y lanzó su pokéball.

El Papa Francisco perdonó a ese pecador pelotudo por darle en la entrepierna con una bola de metal mientras rogaba en la capilla del barco. Dijo que todo el mundo podía confundir "celebi" con "célibe", viste.

Y hubo gran aloborozo y batifondo, pero en 13 TV se caberaron un poco.

Moraleja: Ave Twilight Sparkle, gratia plena: Dominus tecum: benedicta tu in Hasbro nomine et benedictus novus aluus tuus. Twilight Sparkle equus imperatora, ora pro nobis bronibus...

Nota: Juro que aquí se acaban los chistes de ponis, al menos en esta sección.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Libros, libritos, libracos y cine: Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell/Victor Fleming

Solo he hecho esta crítica tras ver que tres de mis cuatro críticos de cine favoritos la daban por obra maestra: Gene Siskel, Leonard Maltin y, sobretodo, Roger Ebert. También cuento que la revista Village Voice, ejemplo de lo más cercano a mi idea de cultura americana "de izquierdas" califica también este título de histórico y maravilloso.

En 1935, una nostálgica del Sur Profundo escribió el libro más leído del mundo tras la Biblia. Se llamaba Margaret Mitchell, era de Georgia y el libro era Lo que el viento se llevó, una muy bien escrita pero absolutamente manipulada visión de aquella civilización (sic) en que cuatro blanquitos vivían como rajás a costa del sacrificio de millones de esclavos negros que eran tratados peor que un kleenex usado. Y no exagero ni una miajita: precisamente, el libro, hasta el inicio de la II G.M., estaba recomendado en la Alemania nazi como ejemplo de como la raza superior de impone a la inferior (también es muy recomendado en Corea del Norte como ejemplo de funcionamiento de una sociedad capitalista).

Eran tiempos en que un esclavo era azotado por caerse al suelo o asesinado a sangre fría por decir "caramba". Eso es la realidad. Margaret Mitchell, de una familia aristocrática del Sur, vivió instalada en la mentira de los de su condición social: durante una estancia de estudios en Massachussets se creyó con el poder de poder amenazar al rector de una Universidad de largarse de allí si no la cambiaban de clase, ya que uno de sus compañeros era negro. El rector le contestó algo así como "ROLFMAO" y pasó de ella. Aunque en la novela no apoya abiertamente al KKK, a los que califica de idiotas que quieren eternizar la Guerra Civil, no condena sus actos terroristas: al contrario; son caballeros que quieren vengar una afrenta contra el honor de la señora O'Hara. Y que Rhett Butler matara a un negro de un tiro por insultarle es visto como una buena acción. Y se queda tan ancha la Sra. Mitchell, hoyja.

Resulta cuanto menos curioso el enorme resentimiento que sienten los americanos cuando pierden algo: si es el Vietnam se inventan todo tipo de pelis revanchistas para vengar su derrota. Y, debo reconocerlo, esas pelis de la Cannon o la Carolco en la Era Reagan están entre mis favoritas: ver a Stallone, Chuck Norris o Mike Dudikoff matando chinorris, comunistas y palestinos es divertido, ya que el buen espectador debe saber distinguir entre realidad y ficción. La Guerra Civil no es una excepción: a partir de la publicación de La cabaña del Tío Tom, de la abolicionista Harriet B. Stove los sureños inventaron un nuevo estilo de novela, la novela sureña, donde pintaban un sur bucólico donde los niggas vivían felices y comían perdices bajo el atento ojo del amito blanco que en cualquier momento podía decir "O, er povre Toviasz ze a rroto l'espalda, yo disparar nigga, eheu, eheu, pum, povresito komo sufria, pero era un nigga inutil, eheu, eheu", porque, claro, eran así de buenas personas. Lo que enseña Tarantino en Django desencadenado es bastante próximo a lo que la novelas sureñas en general y Lo que el viento se llevó en concreto idealizan (con el tiempo, la novela sureña se volvió menos manipuladora y se acercó al noir. Jim Thompson y su 1280 almas o la obra de Elmore Leonard - puro sureño, pero siempre en defensa de los derechos de las minorías, también adaptado por Tarantino en su día - son exponentes de la reinvención del subgénero).

Entre las virtudes de la novela romántico-histórica de Mitchell están su capacidad para crear dos personajes que se acercan a la sociopatía (no bromeo: en 1941 ya se publicó un estudio sobre el tema) y lograr que a algunos hasta les cayeran simpáticos: dos mentes perversas llamadas Scarlett O'Hara y Rhett Butler. Son dos aprovechados que destruirán cualquier cosa con tal de lograr sus fines, sobretodo la señá O'Hara, una Atila dispuesta a todo por ella, ella y solo ella. Son personajes con volumen, que evolucionan según avanza la novela. En comparación, el idealista Ashley Wilkes y la valiente Melanie Hamilton quedan muy ensombrecidos. Por otro lado, las narraciones de la Guerra Civil y la posguerra (que siempre es dura. Siempre. Pero si encima nos atenemos a las exageraciones de multimillonaria resentida de Mitchell...) si bien muy manipuladas y falseadas (los Yankees son sacados como unos malvados ladrones y violadores que destruyen cosechas y manipulan a "sus negros" para que, oh, el horror, tengan derecho a voto) son vívidas y muy interesantes. No bromeo cuando digo que de momento solo un autor ha logrado ponerme en el campo de batalla mejor de lo hace Mitchell: el historiador y militar británico Anthony Beevor.

Los defectos son muchos: la novela empieza bien pero va desgastando al lector con su barroquismo narrativo, que se vuelve incluso zafio cuando se trata de yanquis y negros; el asqueroso racismo, idealización de esa sociedad esclavista y la burda manipulación (o, dicho de otra manera, la forma en que Mitchell ve el mundo) hace que uno se sienta incluso sucio leyendo todo eso. Ni el Marqués de Sade ni Pasolini lograrían tanto, y Mitchell lo hace sin buscarlo. Fue criticada incluso en su época por racista, no digo más.

Así, en resumidas cuentas, obtenemos una novela épico-romántico-histórica interesante pero que refleja en exceso las muy erróneas ideas de su autora, y que a pesar de estar bellísimamente escrita y contar con un dúo protagonista psicológicamente muy logrado, cae víctima de ideas maniqueas y proto-nazis (ensalzamiento de la esclavitud, de la controvertida figura de las "mammies" y del esclavo acomodaticio que tan bien interpretó Samuel L. Jackson en su día, del asesinato de negros por causas que ahora no serían ni motivo para liarse a hostias si uno no quiere, deshumanización de los soldados de la Unión, crítica a los negros libres) que hacen que a ratos al lector actual le cause verdadera grima leer según que pasajes. Más racista e igual de barroca que el mismísimo Tolkien - por elegir a un autor con ideas parecidas - pero mucho menos entretenida y evocadora: es aún menos creíble esa Georgia, la finca-latifundio Tara y las Southern Belles y sus beaus que la Comarca, Hobbiton y los hobbits (Mammy ocuparía el papel de Tom Bombadil, y Lincoln como que sería Saruman. Ya se me está yendo la olla. Pasemos a la peli).


50.000 dólares dio el genial y ambicioso David O. Selznick a Margaret Mitchell para llevar al cine ese éxito editorial como productor independiente. Se la jugó, y el resultado fue una de las pelis que ha definido el Hollywood clásico, con un reparto genial, una brillante adaptación del guion, una factura técnica impecable... Y ese puñetero racismo que, aunque suavizado, sigue presente en la peli.

No hubiera hecho esta crítica de no ser porque uno de los máximos fans de esta película es el no hace mucho fallecido crítico Roger Ebert. Ebert fue siempre un hombre de ideas progresistas, un firme defensor de los derechos civiles y un fan de la cultura afroamericana. Su esposa era negra, y Ebert fue una pieza importante para encauzar la dura pero gloriosa carrera de su guapa novia en los 70, la periodista Oprah Winfrey. Si Ebert, que era un profesional y un progresista demostrado, no tenía ninguna vergüenza ni miedo en declararse fan de la peli, ¿para qué iba a negar yo que me ha gustado? Ya que así ha sido.

En la humilde opinión de este frikazo, la película Lo que el viento se llevó es un puto espectáculo que se come con guarnición la para nada mala pero muy criticable novela original. Dirección, interpretaciones, fotografía, FX (sí, FX), música... Es una glorificación del Séptimo Arte en si era más glamourosa... Aunque no exenta de algún defecto.

 Vivian Leigh está simplemente genial, es la clave para entender el éxito la película y logró un Oscar muy merecido. Su Scarlett transmite a la perfección la lenta evolución de ese personaje de eterna adolescente caprichosa y casi sociópata del libro a base de un impresionante catálogo de expresiones faciales y gestuales e inflexiones de voz, quizá demasiado teatrales para el espectador actual, pero siempre en su sitio. Por su cara se adivina que en ese alterado cerebro pasan muchas cosas. Logra con un solo gesto lo que el libro tarda párrafos en expresar. Leemos a través de ella. Y además es bella y elegantísima Una actuación maravillosa por parte de la actriz británica, con muchos paralelos a la que le reportaría su segunda estatuilla: la Blanche DuBois de Un tranvía llamado deseo (desgraciadamente, el perfil psicológico de estos personajes pasaría a ser el suyo propio en la vida real). Soberbia.

Tras meses de negarse, Clark Gable se vio casi obligado a hecer el papel de Rhett Butler tras un constante acoso por parte de Selznick y la necesidad de divorciarse. Igual que Leigh, Gable evoluciona de alegre rufián respondón y cínico a marido histérico, maltratador y casi psicótico debido a la influencia que Scarlett ejerce (sin quererlo, esta vez). Igual que Leigh, sabe estar siempre en su sitio. En la segunda parte de la peli, el gran galán hollywoodiense asusta de verdad. Aunque siempre odió este papel, está brillante.

Olivia de Havilland merecía haber competido con Leigh en el Oscar como actriz principal. Es uno de los papeles de su vida: la sensible y valiente Melanie tiene unos valores tan retrógrados como el resto de los personajes, pero es uno de los pocos que parece incluso buena persona. Pero - para alegría de De Havilland, que consideró que bien valía perder el Oscar por joder a Selznick - la palma en el reparto secundario femenino se la lleva Hattie McDaniel en el papel de Mammy: antes se la consideraba entrañable. Ahora resulta un poco incómodo verla así, pero, en el papel que le asignan, funciona a la perfección, dando empaque a un personaje que en el libro es muy plano. En la segunda parte de la peli tiene un diálogo impresionante con De Havilland donde expresa una pena y una desesperación tremendas al ver que lo que considera "su mundo" (ay, Señora Mitchell, qué daño hizo Vd.). Dejo a la opinión de cada uno si el hecho de que McDaniel ganara el Oscar por este tipo de papel fue realmente un revulsivo y un paso adelente para los intérpretes negros, pero si nos ceñimos al papel que le tocó hacer en ese contexto, lo mereció. Como lo pudo haber merecido Samuel L. Jackson con su excelsa parodia de ese tipo de personajes en Django desencadenado, pero no obtuvo recompensa, pues se lo comió la insuperable actuación de Christoph Waltz en la misma peli (Jackson se llevó igualmente un buen puñado de premios).

Leslie Howard me ha parecido un tanto decepcionante: siempre le forzaban a hacer el mismo tipo de papel (de hecho no quería hacer la película y creo que no quedó satisfecho con su actuación. Dijo que parecía "un portero de hotel de cuento de hadas"). Finalmente, destaca la presencia del excelente Thomas Mitchell, - que ganó el Oscar al mejor secundario el mismo año en que lo hizo esta peli, pero por su papel en "La Diligencia" de John Ford - como patriarca de los O'Hara.

En el aspecto técnico, cada uno de los varios directores que tuvo la peli aportó su estilo (Cukor, la dirección de intérpretes; Fleming la épica y así) y una sobresaliente edición lo cohesionó todo. El guion de Sidney Howard, re-adaptado en solo 5 días por Ben Hecht, comprime toda la novela en 4 horas sin omisiones excesivamente importantes. Eso sí, aunque suavizados, el racismo y la idealización de la sociedad esclavista siguen allí. La banda sonora de Max Steiner se considera como la segunda mejor de la Historia del Cine. Para qué decir más. La fotografía a cargo de Ernest Haller - y Lee Garmes, que no se olvide - hace un uso magistral del Technicolor de tres colores. Otra clave para entender el éxito la peli son los FX y los diseños: las más de 100 pinturas matte de Jack Cosgrove y su equipo dan una opulencia a la peli y a base de planos trucados crean un mundo ilusorio mucho antes de la época digital. Con los años y viendo la peli en HD, se ve el gran resultado. El diseñador y director William Cameron Menzies - que llegó a dirigir alguna que otra escena, entre ellas el mítico incendio de Atlanta - aporta un suntuoso diseño de producción. Está bien claro que Selznick buscó conscientemente y en todo momento una idealización 100 % mitológica. Todo aquello, como he sñalado sobre la novela, solo que el productor era consciente de lo que hacía y Mitchell no, simplemente, no puede existir.

¿Defectos? A parte de que puede haber envejecido mal para muchos espectadores - el tema de la duración no es problema: esta peli se digiere con mucha facilidad - el gran defecto que le encuentro a esta peli es que según las ideas que tenga uno, es muy posible que logre el mismo efecto de la novela: que casi jaleemos las desgracias que le pasan a esos ricachones. Nunca he sido fan de Spike Lee, y es una persona que me cae fatal, pero logró hacerme llorar como una magdalena con el asesinato de Radio Raheem a manos de la policía en Haz lo que debas. Aquí no me pasa con la muerte de ciertos personajes. Solo el mentado monólogo de Hattie McDaniel logra ponerme algo tristón, pero es su interpretación y la de De Havilland que logran eso, no la pena por lo que le pase a la condená de la Scarlett esa y a su marido maltratador. No es culpa ni de Leigh ni de Gable, por supuesto: es de Margaret Mitchell. El problema que tengo con esta peli está en la fuente de la que bebe, pero sin embargo, y lo digo bien claro, sigue siendo una obra maestra del cine, un hito técnico y quizá la peli que define mejor el concepto "Hollywood clásico". Solo es que no es inmune a ser criticada. Ni esta ni ninguna otra peli.

 Ya que estamos, me apasiona el blaxplotation, y por ello anuncio que habrá una serie de 5 artículos dedicados a 5 pelis para iniciarse en el subgénero (y a sus estupendas bandas sonoras): Sweet Sweetback Badass Song, Superfly y la trilogía Shaft. Más una con libro: Cotton Comes To Harlem.

Y aquí os dejo con la mítica parodia de la peli que hizo el Carol Burnett Show en 1976:




miércoles, 13 de noviembre de 2013

Crónicas del CEFPFIST: Desde la URSS con pavor; Acto 7

Zelgadis y Fülöp empezaron a charlar sobre el Caso Selinova.

"No la he vuelto a ver desde nuestra entrevista, hace tres días, cuando le tomé la foto. Es bonita, eh! Bueno, ella, no la foto, que era una Polaroid de mierda"

"Una dama hermosa"

"Y muy simpática y bien educada. Es un cebo ideal. No creo que todo esto nos lleve mucho tiempo. La recogemos en cuanto se ponga en contacto conmigo, se la mete en un avión privado, os dejamos en Viena y desde allí nos la llevamos a dóndequiera que ella desee largarse y tú a Barcelona con el ordenador. Misión cumplida, la KGB está satisfecha porque has mordido el anzuelo - ya que, sinceramente, dudo mucho que deseen tu captura. Es ese caso, tengo ya preparado un plan B - y ya han colado otra espía en Occidente."

"Mire, Gábor, no es por nada, pero como buen cristiano, soy un bienpensante: ¿Y si le gusto de verdad a la chica?"

"¿Y tú eres el considerado más frío de la Sección Omega, te respondo?"

Zelgadis se quedó cortado. Enseguida frunció el ceño y contestó:  

"Touché. Tiene razón. Si no se demuestra lo contrario, es un agente enemigo. Si es necesario eliminarla, no teman: lo haré rápidamente y no quedarán pruebas..."

"¡Tampoco creo que sea necesario llegar a estos extremos, tito! ¿No te habrás enamorado de ella al verla en la foto y estás en plena fase de rechazo de los hechos, verdad?"

3D intentó ocultarlo pero sí. Fülöp era un hombre sabio, sin duda. Su corazón lo delataba como en un cuento de Poe. No tenía ni idea de si ella había caído rendida a sus encantos, pero por lo que respectaba a él, había caído de cuatro patas en su hechizo. Le gustaban las mujeres con aspecto vulnerable, y la Selinova lo tenía de sobras.

Fulop lo sacó de su atolondramiento:

"De todas maneras, lo veo muy claro. Tres días aquí, un ligoteo y un buen plan de escape: como unas vacaciones para tí, perillán. Tú de momento no te preocupes por nada y visita nuestras dos ciudades: el hotel al que vas es un balneario. Échate unos buenos baños y diviértete.

Eso fue todo lo que tenía que decir Fülöp sobre el tema Selinova. Estaba lleno de confianza y optimismop sobre el tema. El poco tiempo que quedaba lo aprovecharon para disfrutar del Tokaji, las pastas y el café.

El Rolls esperaba en la salida del almacén. Una chica en uniforme oficial del CEFPIFST estaba al lado.

"Perdona si te he hecho esperar, hija, y gracias por estar disponible fuera de horas de servicio"

"No es nada, padre. Y no se preocupe por el tema del hotel, 3D. Es un cliente especial y le esperan aunque sea fuera de horas. Si quiere que pare para comer en algún sitio, le acercaré allí encantada."

"Hay que ver. Esta familia debe tener un poder tremendo aquí si han logrado hacerme pasar por VIP", pensó Zel mientras se metía en el coche. Entonces reparó en que el capó del Lada que los había seguido asomaba por una esquina, quieto.

"Mira, chaval, el Lada de cada día. Ahora te seguirá hasta el hotel. Si es que son un encanto" Fülöp entró la mano por la ventana y encajó manos con Zel. "De nuevo, no te preocupes por nada y pásalo bien. Buenas noches"

"Buenas noches a Vd. también, Gábor"

El Rolls arrancó y se perdió enseguida en la noche.

El conductor del Lada se quedó mirando fijamente como el Rolls Royce se alejaba hacia el horizonte. Fülöp se sorprendió al ver que no arrancaba, pero no le dio más importancia. Tendría órdenes específicas, pensó. El conductor estaba firme en su asiento. Su barriga rajada, sus intestinos salidos. El suelo del Lada estaba cubierto de rojo.

En un piso franco próximo, Blitzkreig quemaba unos guantes y limpiaba un cuchillo de combate balístico, del tipo que usaban la Spetnaz y el KGB... Y de los cuales el CEFPIFST había copiado el diseño.

-------------------------------------------------------------

Hotel Gellért, 22:34 h.

"Como lo oye, quiero que me cambien de habitación. Esta no es de mi agrado, Si es necesario, pagaré extras"

La voz de Zelgadis sonaba calmada pero firme. El CEFPIFST había reservado para él una notable suite, no parecía que hubiera problemas... Pero 3D poseía un detector de ondas de radio. Tras darse un paseo por la habitación había detectado nada menos que 7 micrófonos ocultos, por no contar que estaban fuera de su alcance: en una silla, en el botón de un sofá, en el botiquín del cuarto de baño, en la cama... Alguien lo había vendido en campo llano. No importaba quien fuera. Había que largarse de ahí.

En recepción, la operadora estaba sorprendida. A su lado, un gerente que pasaba preguntó.

"¿Qué piden?"

"El huésped de la suite 6. Pide un cambio de habitación"

"¿Quién?"

"Un tal Sr. Zelgadis..."

"Ah, sí, un joven con pinta de dandy, que tiene la cara desfigurada. Es un VIP, Ági. Ofrécele lo mejor que tengamos"

"¿Seguro, Sr. Kiralý?"

"Sí"

La joven volvió al teléfono

"Sr. Zelgadis, solo tenemos disponible la suite 12, que es la nupcial..."

"Oh, no me importa eso, señorita. La cojo encantado... ¿Ahora sube un botones con las llaves y para traer las maletas? Es demasiado amable.... No, mujer, no... Dios la bendiga... A usted, buenas noches"

Al cabo de un rato y tras dar propina al botones, Zel estaba instalado en la suite nupcial. Tal y como sospechaba, los del KGB no habían tenido en cuenta que tendría un dispositivo detector. Toda la Sección Omega lo llevaba consigo, sobretodo en misiones en países rivales. En efecto, ningún micrófono.

3D volvió a llamar a recepción:

"Aiolos Zelgadis, suite número 12... Sí, esta es estupenda. De hecho llamaba para que me despertaran mañana a las 8:00 y me trajeran el desayuno... Zumo de naranja, café fuerte, dos salchichas, un huevo frito, pan integral y dos ciruelas... Sí, eso es todo... A Vd. caballero, a la paz de Dios."

Zelgadis se desvisitió, se dio una rápida ducha y se echo a dormir en pelotas. Ocho horitas de sueño reparador...

 ------------------------------------------------------------

A su vez, Fülöp estaba intimando con su amante, Anastasia, una actriz de reparto de pelis de destape que posaba mucho para revistas. Fülöp tenía fama por estar especialmente bien dotado. Estaba el viejo bandarra a punto de entrar a matar cuando Anastasia le respondió.

"Eh, no te he traído preservativos americanos de contrabando por nada, matusalencito."

Fülop se levantó, se giró de espaldas, y, haciéndose el enfadado, dijo en tono de desprecio: "Bah, castradora. ¿Me dejas con el puro enhiesto y me vienes con estas?", mientras se acercaba a coger su condón

Anastasia le siguió  la corriente y se le fue detrás, besándole los anchísimos hombros.

"Ooooooh... El matusalencito se ha enfadado con la nenaaaaaaa..."

"¡Sí!¡Y MUCHO!" exclamó Fülöp entre risas "¡Matusalencito castiga ne..."

*KA-BLAM*

La cama, el mobiliario que la rodeaba, la pared, cristales rotos... Todo voló por los aires. Fülöp se echó al suelo solo oir la detonación llevándose consigo a la aterrorizada Anastasia, que gritaba como loca. La cama les cayó justo encima, protegiéndolos, cuando sonó una segunda explosión, menos potente.

*GOOOM-ZING-ZING*

Fülöp sintió que objetos puntiagudos percutían su piel y desgarraban aquello que iban encontrando. Afortunadamente, el colchón había resultado ser un buen parapeto, y solo unos pocos de estos objetos le dieron, y en puntos no vitales.

Ahora Fülöp solo sentía un terrible dolor músculat y a una chica histérica pegándole gritos en la oreja. Prefería de lejos el dolor. Se miró el hermano pequeño. Aún suerte, no se había quedado en pincho moruno, pero se había quedado bien arrugadete, el pobre...

Entre los gritos de Anastasia pudo oír la preocupada voz de uno de sus hijos, que estaba de guardia: "¡Padre!¿Dónde está Vd?¡PADREEEEEE!".

-----------------------------------------------------------------  

Zelgadis se presentó la mañana siguiente en el despacho de Fülöp, que llevaba varios vendajes por todo elc cuerpo. Sus hijos limpiaban lo que quedaba de habitación y el despacho con presteza.

"... Y como a mí me la trae floja lo que digan esos matasanos, me he escapado por la salida de emergencia cuando me han dejado solo un rato. Con los puntos de sutura ya me han dejado como nuevo. Anastasia aún está en estado de shock, pero se pondrá bien. Es una muchachuela fuerte", le contaba el jefe de la estación de Hungría a 3D.

"Así que dos bombas de relojería adosadas al almacén y programadas para explotar una tras otra mientras dormía Vd."

"Un trabajo muy profesional... Creo que es fácil determinar el culpable si tenemos en cuenta que..."

"No creo que sea tan fácil, rapaz. ¡Sándor! Trae mi equipo de pensar"

Uno de los Fülöp se dirigió rápidamente a una caja fuerte que había quedado intacta tras el atentado y sacó un zurrón

"Aquí tiene, Señor"

"Gracias, hijito". Fülöp sacó metódicamente del zurrón un gorro de cazador a cuadros, una capa a cuadros, una pipa y una lupa. Llenó la pipa de tabaco turco, muy fuerte, y encendió con una cerilla.

Zelgadis estaba flipado con el Sherlock Cutre que tenía ante las narices. Recordó que 9G (el agente Megane) le había hablado de que en Japón a disfrazarse de personaje de ficción lo llamaban "cosplay" desde 1983. A Zel le parecía un nombre ridículo. para definir un carnastoltas (como solía contestarle Zeros a Megane).

.. "Y ahora me voy a meter en mi rinconcito de pensar, bajo la moqueta". Fülöp tuvo que arrastrar a Zel bajo la alfombra, que con el humo de la pipa a Zel le parcía una cámara de Spandau. Llegado a un punto,  Fülöp buscó algo en la oscuridad, lo encontró, se oyó un PAF y se abrió una trampilla.


  


 


jueves, 7 de noviembre de 2013

Crónicas del CEPFIST: Desde la URSS con pavor; Acto 6



Budapest, Aeropuerto Ferihegy

El joven parecía salido de una película de los años 40: De tez y cabello morenos, bigotillo a lo Clark Gable, sin patillas, pelo engominado y un vestido de etiqueta con gorra de plato. Debía ser el chófer de algún burócrata que volvía del extranjero, pensaba la gente.

Parecía esperar a alguien con cierta impaciencia en la terminal del chárter proveniente de Viena, cuya llegada había sido anunciada hacía 10 minutos. Como tampoco era muy alto, iba poniéndose de puntillas a ver si veía mejor.

“A lo mejor espera a la novia”, pensaba un representante de una famosa empresa textil deportiva alemana, que venía a traer los diseños de los uniformes para el equipo olímpico húngaro en Seúl.

“A lo mejor no le gusta ir así y va con prisa”, pensó la esposa del Embajador de Cuba, que esperaba a su marido, que venía de una reunión en la RDA.

“A lo peor… Vamos a acercarnos a él”, pensó el lituano representante de una empresa de transportes con sede en Barcelona bajo la apariencia del cual se escondía el agente 3D del CEFPIFST.

Zelgadis pasó haciéndose el despistado cuando el joven lo paró. Soltó su maletín y su maleta de viaje y se paró mirando su reloj digital:

“Disculpe caballero. ¿Qué hora es?”
“Las ocho de la tarde”
“Creo que va una hora atrasado”
“Estos relojes japoneses…”
“Muy bonitos…”
“… Pero nada prácticos”

El joven le cogió las maletas y los dos avanzaron casi mecánicamente

“Bienvenido a Hungría, 3D, ¿Ha tenido un buen viaje?”
“No muy bueno, en Viena me han reconocido unos chavales rusos que iban a un torneo de atletismo. Casi pierdo el avión por ir firmando autógrafos. El héroe del Europeo de 1981, me llaman…”
“Mejor salir de la URSS como un héroe que con los pies por delante ¿No cree?”

El muchacho tenía razón. De cerca observó que su actitud solo podía deberse a los nervios. La mirada de cerca apreció que tenía una mirada viva y aguda, y que debía ser aún más atlético y fuerte que él, pese a no llegar al metro setenta. Olía a colonia de la buena y su diligencia dando el santo y seña y recogiendo las maletas había sido impecable. Era un agente que cumplía a rajatabla el libro de estilo del CEFPIFST. El saludo reglamentario no era obligatorio si se daba correctamente el santo y seña, y en aquel momento era mejor no hacer presentaciones: tenía solo hasta la medianoche para registrarse en el hotel y los detalles secundarios como esos se debían olvidar ¿Era un rookie? Bien lo parecía, pero parecía también que había sido entrenado de manera más estricta que otros agentes. Mientras caminaban por el párking del aeropuerto, a Zelgadis le picó la curiosidad.

“Oiga, si no es molestia, ¿De qué Academia salió?”
“De ninguna, 3D, me entrenó el propio Fülöp Gábor en su casa”

Zel no preguntó más, Gábor Fülöp era uno de los más respetados hombres del CEFPIFST, hasta el punto de que B le dio carta blanca para hacer lo que le diera la gana. Tenía tantos o más derechos que un miembro de la Sección Omega. Y Zel pudo comprobarlo enseguida, impresionado por lo que veía: el agente se había parado ante un Rolls Royce de antes de la época comunista. Estaba impecable, como sacado de fábrica, y estaba cargando allí las maletas.

“Recepción de lujo, veo”
“¿Le gusta? Lo hemos importado directamente de Inglaterra para su visita. A pesar de la situación en que estamos, no queríamos ir a buscarle con un Lada de hace 10 años… Mientras podamos permitirnos lujos…”
“Ah, ya sé, creo que la situación aquí no es muy buena ¿no?”
“Estamos en una crisis terrible, 3D. Pero hay que guardar las apariencias. Hay gente en los barrios periféricos que no puede permitirse ni tan siquiera tener agua corriente. Esas malditas colmenas prefabricadas…”
“Bueno, no estoy aquí por la crisis” Zelgadis hacía ver que quería que no se enrollara, pero en realidad tenían unas ganas locas de subirse al coche.
“Tiene razón, 3D”, dijo el agente cerrando el maletero. “Andando, vamos hacia el cuartel de la Sección”

El Rolls arrancó sin problema alguno y se encaminó por la carretera Ülloi, en dirección al Danubio. El viaje estaba siendo tranquilo, pero Zel reparó en que el mismo coche verde, un Lada, precisamente llevaba siguiéndolos desde hacía casi 20 minutos. Una  vez entraron en el casco urbano y empezaron a circular por los barrios próximos al pardo rio - “Strauss debía estar borracho cuando compuso “El Danubio azul”, pensaba Zelgadis tras ver unas fotos del río pasando por la ciudad en un librito que había adquirido en la escala en Viena -, el coche verde seguía tras ellos, siguiéndolos por las callejuelas.

“Creo que tenemos a un zángano dándonos por culo”, dijo finalmente Zelgadis

El chófer miró por el retrovisor.

“Ah, esos. Pierda cuidado, 3D. Son de la KGB. Es un juego del gato y del ratón: siempre están en la puerta de nuestra sede y nos siguen. Nosotros tenemos a un agente apostado en la embajada de la URSS y los sigue a su vez. Simplemente nos vigilamos y no nos hacemos nada, es como un pacto entre caballeros: trabajamos y dejamos trabajar, como buenos colegas de profesión”

Zelgadis se rió de corazón con el comentario y no volvió a sacar el tema. En un momento dado, al girar una esquina, el Lada siguió recto y abandonó la persecución

“Supongo que ya llegamos, ¿no?”
“Efectivamente, 3D”

El Rolls siguió su camino durante un trecho y se paró ante un viejo almacén textil de ropa deportiva de esa marca alemana que hemos referido antes. Si eran piezas auténticas o no, no era problema de nadie. El almacén, por no tener, no tenía ni cartel y además era más pequeño de lo que parecía. Subieron un largo trecho de escaleras metálicas y el agente abrió con llave una oficina acristalada desde donde se divisaba todo el recinto. Después, con otra llave, abrió un armario, también metálico, con dos estanterías llenas  de papelotes. Entonces, el chico hizo algo inesperado. Se sacó una tarjeta magnética y la introdujo en un punto muy concreto, entre ambas estanterías. Sonó un resorte y un pitido. El agente-chófer empujó ambas estanterías hacia atrás. Éstas se empotraron en la pared y sonó un segundo resorte. Acto seguido, las empujó a los lados, dejando ver una lujosa puerta acolchada, parecida a la que tenía B. Ésta se abrió deslizándose automáticamente para dejar ver un despacho ricamente decorado, a imitación del de un palacete, aunque se veía claro que era casi un decorado. Ya le habían dicho que el jefe en Hungría era dado a estas excentricidades. Una gran araña de techo, que en este caso sí que debía de ser cara, iluminaba la estancia.

Unos escalones bajaban hacia la estancia, que estaba bien enmoquetada. Todo ello daba al despacho el aire de lobby de un hotel de los felices años 20. Al fondo, tras una mesa de caoba y ante una estantería llena de libros, un hombre obeso, también de piel bronceada y con un gran mostacho, hablaba animadamente con otro hombre con el que guardaba un innegable parecido físico. De hecho, mirando a su compañero de viaje, reparó en que también se le parecía.

“3D está aquí, Señor”

Al hombre se giró. Su expresión era jovial y amistosa, aún más que la de 7F cuando estaba de buen humor o pasaba una chica guapa por delante, pero sin esa mirada bobalicona que tanto engañó a la gente de Nie en Jamaica. No parecía un rudo agente secreto, sino, mismamente, un patriarca gitano.

“¡Ah!¡Al fin el hombre deseado!”, cruzó la mesa de un salto y se acercó con los brazos abiertos Zelgadis, dándole tal abrazo de oso que el bueno de Saras se resintió. Las vértebras le sonaron con fuerza pese a su preparación física. “Nuestro chico de las Centrales, la sede y la nuclear, ¡JOJOJO!” Tenía una risa que parecía un single de vinilo a 33 rpm. Lo soltó y se presentó “Hola, muchacho, bienvenido a Budapest. Soy Fülöp Gábor, el que manda el cotarro por aquí. Bienvenido, 3D. ¿O prefieres que te llame Saras?”

“Me está bien Saras, gracias”

“Perfecto, perfecto. A los payos no os suele gustar que os pongamos motes, así que temí que no te gustara” Y se dirigió al agente “Buen trabajo, hijo, ya puedes volver a casa y quitarte esto”

“Sí señor. Buenas noches, 3D, le deseo una feliz estancia”

Y se fue por donde había venido.

“Venga muchacho, sentémonos”, y dirigiéndose al otro agente le dijo “Hijo, tráenos una botella de tokaji y unas pastas y café”

“Enseguida, Señor” 

El hombre marchó de la sala.

“Bien, muchacho, vamos a hablar de la misioncilla esta, si es que se la puede llamar así. ¿Ya tienes a los moscones detrás?”

“Sí. Me informó muy bien su agente. Un chaval muy espabilado: creo que promete mucho”

“Claro que promete. Lo he entrenado yo en casa. Es mi hijo”

“¿Cómo?”

“Sí, ya sabe, las flores y las abejas…”

El otro agente se presentó con lo pedido.

“Muy bien, hijo. Tómate un descanso”

“Sí, Señor”

Y se fue por donde había venido

“Este también es hijo mío”

“Pensaba que lo de hijo era por familiaridad con los agentes”

“Es que es eso: tengo 14 hijos e hijas, y todos trabajan para el CEFPIFST, bajo mis órdenes directas. No hay nada como la sangre para crear confianza. Por ejemplo, el que te ha llevado es el pequeño: se llama Zóltan. Tiene 18 años y medio”.

domingo, 3 de noviembre de 2013

El entrenador Pokémon que no había visto un Pokémon en su vida en...


TERRITORIO PONYTA

Acisclo quería un Ponyta. A Acisclo le habían comentado que había una tierra más allá de los mares donde moraban Ponytas muy monas, de colorines, y con personalidad. Así pues se dirigió a Puerto Spielberg y embarcó en el viaje inaugural del ferry Amistad, que llevaba al territorio Ponyta. Y, en efecto, fue llegar y besar el santo: había una Ponyta imponente solo bajar la escalinata, toda blanca, con la melena de colorines, un cuerno y alas. "¡Coño, un ponyta!", exclamó, y lanzó su pokéball.

Al día siguiente, en el Periódico de Ecuestria...

TERRORISTA GAÑÁN ATENTA CONTRA LA PRINCESA CELESTIA

El agresor es coceado, conjurado y cagado * La Princesa Luna, regente cagüentó

T. Sparkle (Redacción) .- Un desconocido lanza una bola metálica bicolor cuando la Princesa Celestia se acercaba para darle la bienvenida en tanto que primer humano que desembarcaba en Ecuestria. Su Majestad se encuentra a cargo de la Dra. Fluttershy con una brecha sangrante en el hocico y el cuerno torcido. "A la mierda con los humanos, que se jodan. Estos no vuelven: rompo relaciones con la ONU desde ahora mismo", ha declarado Su Majestad, que ha nombrado regente a su hermana Luna porque dice que yo estoy lila para el puesto.
El terrorista, que se justifica en que "me ha fallado la Poquébol [sic]" ha sido puesto a cargo de la Guardia Real Ecuestre tras ser coceado por ponis de tiro, defecado por pegasos y maldito por todos los unicornios del lugar. Por su parte, el Sr. Ban Ki Moon espera que Su Majestad se tire atrás mientras la ONU, la Interpol, The Walt Disney Company, Hasbro y Bronies S.A. piden su inmediata extradición y bla, bla, bla fin de la cita.

MORALEJA: Francamente, querida, me importa un bledo.

sábado, 2 de noviembre de 2013

El entrenador Pokémon que no había visto un Pokémon en su vida


Estas son unas fábulas sintéticas que se me fueron ocurriendo ayer charlando con Muramasa en el Salón, y me lo he reservado como una sorpresa para él. Esto es una parodia de sus pokefábulas, que hace tiempo que abandonó para crear su relato "Pocket Tales of the Braves".

Sin más preámbulos, la introducción:

Estas son las aventuras de Acisclo Mitchum, un jovencito bastante bruto que decidió ser entrenador Pokémon. El eminente Profesor Genaro Robles, de Pueblo Diarrea le dio sendas pokéballs, sin imaginar el caos que generarían en el mundo. Así pues, lleno de ilusión y espíritu pero sin pokédex, Acisclo se lanzó a la aventura para ser el mejor entrenador Pokémon del mundo...

EN TIERRAS DEL CHICORITA

Acisclo quería un Chicorita. Acisclo recorría las grises calles de la gran Ciudad Enfisema cuando vio un cartel que le llamó la atención. Ponía: "Hoy, a las 17:00, proyección gratuita de "Chico & Rita" en el Centro Cultural Cobi Gariri". ¿Proyectar chicoritas gratis? ¡Así que las tiraban con un cañón como las camisetas en las películas de coches americana!¡Iba a ser su caza más fácil: estaban regalando pokémon!

Así que se presentó en el Centro Cultural a la hora dispuesta. A las 17:00 los presentes bramaron de alegría cuando un señor con peinado raro que traía algo que parecía un cañón saludó al público. Acto seguido, le dio al cañón y la luz divina rodeó a Acisclo, que viendo colmado su deseo exclamó "¡Coño, un chicorita!", y lanzó una pokéball

Y este es el motivo por el que últimamente Javier Mariscal no aparece en público. Desapareció dentro de una bola mágica, dijeron los testigos, que tuvieron que pasar un control antiestupefacientes, ya que la reputación del creador valenciano es harto conocida.

Pero Acisclo estaba contento. Ya tenía su Chicorita, y le puso Cobi de nombre en homenaje al lugar donde había cazado su primera presa.

MORALEJA: Amigos para sieeeeeeeeeempre...