lunes, 23 de diciembre de 2013

Libros, libritos, libracos y cine: Sin novedad en el frente (Erich Maria Remarque/Lewis Milestone)


Hasta 1929, Erich Maria Remarque, alemán de raíces francesas, era un periodista deportivo mediocre que se había dedicado a todo tipo de trabajos. Veterano de la I Guerra  Mundial, a sus 31 años, como muchos jóvenes que habían sobrevivido a la guerra - en su caso particular fue licenciado tras sufrir varias heridas de metralla en combate, en Bélgica - tenía problemas para encontrar su sitio en la nueva Alemania de Weimar: fue maestro de escuela (trabajo que detestó siempre), bibliotecario, hombre de negocios, editor y escritor de manuales para la empresa de neumáticos Continental.

En 1927, el periódico deportivo donde redactaba sus crónicas le público por entregas una novela, y en 1929, otro periódico, el Vossische Zeitung, le publicó, también por entregas, Sin novedad en el frente, una crónica de la I G.M. Al publicarse como novela, tuvo un éxito inmadiato: en solo 18 meses era un bestseller mundial, vendiendo solo durante ese tiempo 2.500.000 copias (1.500.000 en Alemania) y traduciéndose a 22 idiomas. Para la época era un fenómeno de masas.



Esta anti-epopeya sobre las andanzas de un grupo de jóvenes oficiales alemanes en el Frente del Este (aproximadamente el actual Benelux) agitó conciencias. Las batallas no se narran de manera vívida y apasionante, sino de manera amarga, escabrosa y real. Es la historia de unos perdedores por culpa de la corrupción del poder. Remarque no guerda nada en el tintero: momentos de terror con descripciones muy precisas todo el, digamos, snuff y gore - espero se me permita la licencia de usar estos términos tan superficiales al ser una obra literaria - que provoca la guerra, de 'slice of life', de risas y lloros, de sexo... La prosa de Remarque es sencilla, coloquial, atrevida y directa, y nos acerca a la vida del soldado por vía de Paul Bäumer, un muchacho que se encuentra en el frente impelido por las diatribas patrióticas del profesor de su instituto y que ensguida se convierte en un joven "con los pies en el suelo". El resto de la tropa son compañeros del instituto y reservistas; gente que fue forzada a vivir entre trincheras casi por obligación y que tienen que resignarse a estar allí. A lo largo del libro, que es bastante breve, Bäumer va comprobando como la guerra le amarga la vida, nos cuenta cómo mató por primera vez, la pérdida de su virginidad o relata simplemente como es el día a día en una trinchera, sin seguir una línea argumental concreta.

El tono general del libro es pesimista y triste, y a ratos - a pesar de ciertas pinceladas humorísticas - se vuelve frío como una manera de mostrar cómo se van deshumanizando los personajes. A pesar de narrar en primera persona, Remarque no se decanta por ningún bando. Es un libro relativamente neutral que mantiene la tensión y el interés en todo momento. Una novela de esas casi perfectas, que lo tiene todo y bien comprimido.

Como posible gran defecto, el final parece precipitado, pero no sé si está buscado o no.

El éxito de la obra agitó conciencias, y se encontró con no pocos adversarios, entre ellos el ascendente Partido Nazi de Adolf Hitler y su siniestra camarilla. Rico de pronto, y más tras escribir la bastante exitosa secuela de Sin novedad en el frente, llamada aquí De regreso y de la que dicen es aún más virulenta que su antecesora, solo que en vez de la guerra carga contra la sociedad alemana, se trasladó a Suiza (y pretendía trasladarse después a Francia, pero la II G.M. lo frustró) mientras la adaptación a cargo de la Universal (de la también germana familia Laemmle) y del director Lewis Milestone de Sin novedad... cosechaba varios Oscars le daba más fama y fortuna, teniendo una destacada carrera desde entonces. Pero mientras tanto, en 1933, sus enemigos declarados, los nazis, subieron al poder, y Joseph Goebbels ilegalizó su obra y empezó a emperrarse en humillarlo de distintas formas: entre otras cosas hicieron correr el bulo de que Remarque al revés era Kramer, apellido judío (esto es más leyenda urbana que otra cosa, pero de esa gentuza se lo cree uno todo) y proclamó y creó falsos testimonios sobre que en realidad no estuvo en el frente. Sus libros ardían en las Kermesses. En 1938 le retiraron la ciudadanía alemana, y, temeroso de que la Gestapo fuera a por él, huyó a EE.UU., nacionalizándose en 1947. Respecto a los nazis, cabreados por habérsele escapado ese elemento indeseable, urdieron una terrible venganza: detuvieron a su hermana por los cargos que se le imputaban a él, la sometieron a juicio sumarísimo, la ejecutaron decapitándola y encima pasaron todos los costes del proceso penal (ejecución incluída), a la otra hermana de Remarque.

Durante y tras la II G.M. (en 1948 volvió a Suiza para quedarse y recuperó la nacionalidad alemana) Remarque siguió escribiendo novelas de tema social y dramático, tanto en inglés como en alemán, muchas de las cuales fueron adaptadas en Hollywood (como media docena). Escribió guiones de cine (bueno... Uno para una peli austríaca) y obras de teatro (bueno... Solo una, pero su éxito en Alemania fue tal que llegó a Broadway con decentes resultados) e incluso hizo sus pinitos como actor en una peli americana rodada en Alemania sobre una de sus obras. Se casó en terceras nupcias con la actriz Paulette Goddard, célebre pareja de Chaplin, que venía de divorciarse del entrañable Burgess Meredith. Falleció en Locarno en 1970, rico y muy reconocido, aunque sus novelas siempre han dejado entrever una gran amargura. Su vida fue tan triste como sus libros, si vamos a mirar. Y esto parece más una biografía que una reseña, dicho sea de paso Bueno, pasemos a la peli...

El versátil Lewis Milestone se enfrentó al desafío de realizar esta peli cuando el cine sonoro - si bien se encontraba ya bastante generalizado en tan solo 4 años - estaba en sus albores.



Milestone contó con un buen reparto, en el que sobresale Lew Ayres como Bäumer, que destaca por una actuación absolutamente bipolar en la que va de la alegría, la compasión y la camaradería a la puta locura, el instinto asesino y la frialdad en cuestión de segundos. No fue ni tan siquiera nominado al Oscar, pero fue el gran papel de sus 65 años de carrera, incluso habiendo sido nominado para el galardón en 1948. El papel lo marcó tanto que fue objetor de conciencia en la II G.M.
Desde mi punto de vista, y me ha sorprendido, Milestone hace especial hincapié en una galería de excéntricos personajes que aparecen en la novela. Hace que alguno que otro sobresalga aún más que en ésta.

Eso sí, hay que tener en cuenta que hablamos de 1931 y el estilo interpretativo de estas pelis está obsoleto. A veces son demasiado teatrales.

Otro de los principales méritos de esta adaptación se encuentra en el guion: la a veces anárquica narración original es estructurada y se nos presenta en forma lineal. Así, por ejemplo, la escena que se narra en las primeras páginas del libro no aparece hasta los 50 minutos. Y el resultado es excelente, comprendiendo prácticamente la novela entera con sus diálogos, sus momentos trágicos y ese cierto humor que la caracteriza. Incluso se incluye la parte de la pérdida de la virginidad de Bäumer. Otro apunte es que quizá sea la primera película bélica donde el diálogo prima sobre la acción. Hay montones de momentos donde se alcanza una intensidad tan grande en las escenas dramáticas como en las de batalla.

Al ser una película anterior al Código Hays, se permite algunas libertades en el tema de la violencia y en el argumento en general: para 1931, esta peli era una de las más crudas y violentas que se habían visto: las batallas son a cara de perro, sin bellas coreografias ni estilizaciones (menos por esa legendaria epifanía final, que en la novela era sucinta y que Milestone poetizó. Incluso la interpretó él mismo). Y como se ha dicho, se sugiere sexo. Se nota cierta voluntad documental durante toda la acción, logarada gracias a un competente equipo técnico.

Un detalle que personalmente me llama la atención es que esta peli tiene toda la pinta de haber sido pariodiada por Chaplin en el delirante-hilarante inicio de "El gran dictador". El ambiente de desolación es parecido y las actuaciones parecen una exageración de las de esta peli. Puntos extra para Chaplin... Y Milstone, pues es un tópico pero "la parodia es la forma más sincera de adulación".

Es una película a la altura de la novela: ni la supera ni está en absoluto por debajo.

1 comentario:

  1. Interesante reflexión/reseña/biografía, lo apunto en mi ya de por sí larga lista de futuribles lecturas.

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