jueves, 9 de octubre de 2014

Crónicas del CEFPIFST: Desde la URSS con pavor, Acto 19

- Ahora, lo rematamos con esto... - Dijo Blitzkreig sacándose de un bolsillo un moderno casete de 8 milímetros- La peli porno de 3D y Selinova montándoselo en Budapest. Al CEFPIFST y al KGB les encantará, pero aún mas a la prensa internacional. Con esto lo redondeamos. Pasado mañana, la redacción del diario Le Monde recibirá en París esta cinta con una nota de suicidio supuestamente escrita por ti. ¡Toda Europa lo sabrá! "Agente de cuerpo parapolicial de la ONU se suicida tras asesinar a agente del KGB"."La agente femenina lo sedujo y y quiso hacerle chantaje con un vídeo que mostraba a la pareja teniendo sexo"."Abrumado por la culpa decide confesar y suicidarse".
- ¡Es una idea absurda! - contestó Zelgadis - ¡El CEFPIFST mandará a otro tras acabar conmigo!
- El CEFPIFST no mandará a nadie, colega. ¿Cómo van a petar su impenetrable doble cobertura de agencia de transportes y de agencia parapolicial al servicio de las Naciones Unidas? ¿Sabes la que se armará cuando se confirme que hay una agencia que reconoce y confirma la existencia de vida extraterrestre y de la existencia de una "ONU interplanetaria", no? Y si vas a cortarme diciendo que el KGB nos irá detrás, te aviso que quien me da las órdenes es Sveltana Smirnova.
- ¡¿La coronel Smirnova?!¡Esa es del KGB!
-¡Ja! Oficialmente sigue siendo del KGB porque Gorbachov y compañía no quieren que se sepa que su perestroika ha causado la deserción y traición de uno de sus más altos cargos. Se lavarán las manos por partida doble en esto, también: una coronel desertora engañó a una joven agente para simular una deserción a su vez. ¡Y encima les robó - Blitzkreig se hinchó de orgullo cual gallo -EN LAS NARICES Y TRAS UN ATENTADO CON BOMBA EN "SU" TERRITORIO un ordenador con datos imprescindibles pensando que lo hacía precisamente por ellos y la Madre Rusia!¿Qué torpeza la de estos muchachos soviéticos, no?

Jaque mate para Zel. Su intento de hacerse el listo había fracasado. Aquí solo había un ganador, y era ORTEGA. El plan parecía preciso, y no estaba en condiciones de buscar agujeros. Había que pensar otra cosa.

- De nuevo, ¿Cuánto te pagan?
- ¿Por qué, ahora?
- Por trabajar en ORTEGA.
- Lo que no te importa.
- Podemos pagarte diez veces más de lo que pagaría ORTEGA por esa cinta y tu silencio.

La expresión de Blitzkreig pareció por unas décimas confundida. Bingo. Había un resquicio y era lo más básico que había: el vil metal.

- Gracias, pero no, gracias. Me entregaríais a las autoridades solo empezar.
- Siendo así, solo me queda una cosa que hacer...

Zel iba a echar mano de su bolsillo, pero Blitzkreig fue más rápido que él y le dio una patada en el estómago. Por muy dura que tuviera la piel...

- FFFFFFFssssssssss...
- Tsk, tsk. Sin truquitos colega.
- Sssssssolo quería... Sacar mi rosario para rezar mis últimas oraciones...
- ¿Para qué lo quieres?¡Acabemos esto, que llevamos dos episodios largando como políticos!
- Te... Puedo pagar... Si me dejas sacarlo del bolsillo.

Otra vez esa expresión...

- ¡JA!¿Cuánto pagaría un maniquí de sacristía por un rezo?
- 1.800 dólares en oro. Aquí mismo.

Ya estaba. Órdago lanzado. A ver qué pasaba... Blitzkreig se había quedado unos segundos pensativo.

- ¿Dónde los tienes? Igual me lo pienso
- En mi maletín. Está en ese estante de arriba ¿ves?

¡Se levantaba!. ¿Había caído? Solo esperaba que no reparara en los botones de apretura y los leoncillos rampantes mirando ambos hacia un lado... Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Blitzkreig le tiró el maletín.

- Dámelos. Acepto tu oferta.
- Bueno, de perdidos al río. Abrimos la maleta...

La abrió. Era una suerte que para recordar lo que podía pasar si usaba mal el maletín hubiera dejado el bote de desodorante fijo en el pistón de detonación. y sacó la cinta con los relucientes Golden Eagles. Blitzkreig apartó la vista un momento hacia ésta.

- Bien. Ahora, ciérrala.

Rápidamente, Zel cerró y cambió de posición el botón de la derecha.

*cli.cli-cli-clak*

Los leones se hallaban frente a frente ahora. Parecía que Blitzkreig no había reparado en el truco, El sonido del tren camufló el del mecanismo de activación del detonador.

- Devuélveme la maleta. - dijo Blitzkreig - Este sobresueldo está muy bien.

Si Zel conocía bien las debilidades humanas, el órdago le iba a salir genial...

- ¿Tienes más? Pensaba vaciar todo el cargador mientras rezabas a ver cuánto durabas orando mientras recibías siete balazos antes del definitivo. Sin embargo, si me pagas más, solo te volaré la tapa de los sesos directamente...

¡Bingo!

- Sí, en la parte de arriba, entre los leones, dentro del forro, hay cuatro más para completar unos bonitos 2.000. Si me das la maleta...
- Ni hablar, que he visto que llevas una caja que seguro que contiene un arma. Lo abro yo.
"Sarunas, ahora dependes de ti mismo. Alabado sea el Señor", pensó Zel.

Blitzkreig abrió la maleta. La pequeña explosión y la salida del gas lacrimógeno se produjeron en sus mismas narices. Ni esa especie de autómata pudo resistir el impacto del gas. Cegado y sorpendido, soltó la TT-30 mientras 3D saltaba hacia él para ofrecer la última resistencia. Lo empujó de un cabezazo contra la pared divisoria. Le dio en el estómago y el tipo lanzó un "¡Hmph!" que demostraba que le había dolido. Estaba vengado del puñetazo de antes. Lo remató con un uppercut en la barbilla, pero aunque debió ser un buen golpe, Blitzkreig supo encajarlo. Zel voló hacia la cama de un patadón y tuvo el tiempo justo de esquivar las manazas que querían estrangularlo. Blitzkreig, tosiendo, esputaba sangre y algún diente por la boca, pero no parecía que el dolor lo afectara ¡Qué tío! Zel dio un brinco hacia un lado. En los segundos que habían pasado, él también había quedado cegado. Esto tenia que acabar rápido. Palpó. Sí: tenía el maletín cerca, pero no pudo prevenirse del ataque del furiosos mercenario, que empezó, esta vez sí, a estrangularlo. De no ser por su piel más dura de lo normal, ya estaría muerto, pero para Zel ahora su tortura de nacimiento era una bendición: le dio tiempo a agarrar del maletín su cuchillo balístico, que estaba entre sus prendas. Se había acabado, pensaba. Iba a apuñalarlo hasta cargárselo, pero milagrosamente para el villano, Blitzkreig empezó a sacudirle la cabeza contra la pared con una mano mientras con la otra seguía cortándole el resuello. Zel no tenía más remedio que usar el mecanismo balístico para salirse de esa. Podía ver solo siluetas, pero creyó ver una pierna del felón a su alcance. Pulsó sin dudar, y el asesino lo soltó. Había acertado en el muslo derecho. Zel aprovechó para dar puñetazos a ciegas, y algunos acertaban... Blitzkreig respondió de la misma manera, con más dureza que Zel pero con menos fuerza que antes. El hecho es que el gas los estaba debilitando. Durante el intercambio de golpes a ciegas, Zel acertó a darle un rodillazo y a lanzarlo con toda su alma contra la pared, pero en lugar de oírse madera rompiéndose, lo que oyó fueron cristales y el viento silbando. Había estampado a Blitzkreig contra una de las dos ventanas del departamento. El gas empezó a disiparse rápidamente. Blitzkreig, vivito y coleando pese al golpe se giró hacia Zelgadis y éste quedó horrorizado: su cara era un amasijo desfigurado de piel, con partes colgando, cristales y sangre. Pero los ojos del asesino, aunque enrojecidos, tenían aún el brillo del profesional (esto parece un anuncio, ya).

- Eshto esh pehsoná ya, coeja - dijo.

Aún le quedaban fuerzas para articular palabras en inglés, amenazarle y vacilarle. Era increíble. El despiste de mirar la cara de Blitzkreig le costó que este tuviera tiempo de hacerle un lariat. Y eso con el filo de un cuchillo clavado en un muslo. ¿Cómo podía ser? Esta nueva distracción le volvió a salir cara, porque entonces sintió algo fino, de nuevo, en el cuello, cerca de su yuglar. No era necesario adivinar que era: el hilo de acero oculto, generalmente en un reloj, a la yuglar, método de ejecución favorito de la CIA. Aunque había recibido más que él, Zel había cometido el error de dejar pensar a Blitzkreig. Éste empezó a apretar, Un hilillo de sangre empezó a aparecer en el cuello de Zel. Unos segundos más y estaría muerto. Zel cayó de rodillas Entonces, sintió que algo metálico le rozaba la mano... La hoja del cuchillo. No dudó dos veces. La desclavó. Blitzkreig lanzó un alarido de dolor, y aunque no soltó a su presa, aflojó lo suficiente como para ésta se librara de su asesino apretón. Por instinto, Zel se puso a la espalda del asesino y lo empujó. Sin nada más al alcance, echó mano casi sin darse cuenta a su bolsillo. ¡El rosario! No dudó. Se lanzó contra Blitzkreig y, usándolo como éste había usado el hilo de acero le echó la cadena a la yuglar. Si podía resistir sin romperse Tiró del rosario con toda la fuerza que le quedaba... Y cuando éste se partió en dos y Zel se quiso dar cuenta, Blitzkreig yacía en el duelo, su yuglar cortada por la cadenita de ese rosario que juzgaba tan inútil. La sangre salía como una cascada del cuello del felón. En un último y titánico esfuerzo, Zel agarró al asesino, ya muerto y poco a poco y cuidadosamente lo echó por la ventana rota.

Zel se acarició la yugular y se miró la sangre la fina herida que le había causado Blitzkreig. Vio en el suelo el reloj de ese tipo, sonrió malévolamente y murmuró.

"En mala hora te viniste, colega: ba-dum-tsss...".








3 comentarios:

  1. Buen capítulo, lo esperaba con ganas. Mucha acción y un Blitzkrieg que se marca un "Breaking the Fourth Wall".

    Lo malo es que estos dos capítulos recientes estan muy juntos en el tiempo, a saber cuánto tardaremos en tener el siguiente.

    Mi capítulo de WoT, de forma opuesta a este, carece de acción: http://goo.gl/Hbbtk7

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    1. Pues yo estoy orgulloso del chiste del "brillo del profesional". Lo escribí sin querer y al repasar no pude evitar reirme yo solo XD Y aún me viene la risa tonta.

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  2. Uy me hiciste reír y también emocionar. Te mando un beso y te me cuidas mucho.

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