jueves, 15 de mayo de 2014

Crónicas del CEFPIFST: Desde la URSS con pavor, Acto 15

El agente Valdermiro Veloso había tenido que ser puesto a dedo y urgentemente por el general Penko al frente de la sección de Seguridad Interna (o, mejor dicho, esbirros internacionales de buena voluntad que hacían el trabajo sucio para los soviéticos) tras la muerte de Vitoshev y Romescu. ¡Con lo tranquilo que estaba él como Jefe de Policía Municipal en Camagüey. Claro que sabía que Fidel se iba a tomar mal aquello de robar vías del tren para usarlas como vigas en una urbanización, y que aquello había provocado un accidente con más de 60 víctimas mortales como cifra oficial, pero mandarlo como "asesor" a Budapest, con el frío que hacía allí...

Quizá para ahogar sus penas en ron estaba en un cafetín de la Estación Keleti. Pensando en trenecitos... Por megafonía oyó que el Orient Express acababa de llegar. Se acordó de cómo le gustaba la novela de Agatha Christie y tuvo curiosidad por verlo de cerca. Perezosamente se dirigió hacia el andén donde paraba el lujoso tren. Cuando estaba a un par de andenes de allí, reparó en un joven de aspecto peculiar: tenía la piel azulada y llena de costras... No había duda de que era bien parecido a pesar de todo... Entonces, cayó en la cuenta: era ese tipo al que debían vigilar Vitoshev y Romescu. Y a su lado... ¿La secretaria de Penko? ¡Sí, era ella, la Srta. Amelya! Y se dirigían hacia el tren... Entonces empezó a pensar que esa detonación que se había oído a lo lejos no era un accidente, o una voladura controlada... ¿Y qué hacía allí parado, pensando? ¡Acción-reacción! Se puso a correr hacia el tren. 

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 Blitzkrieg llegó a la estación con algo de retraso. En cuanto vio la explosión en la Enbajada soviética se quedó descolocado por un momento, pero se jugó una baza, como le había enseñado el Sr. Vrankovic: nunca mires en los aeropuertos. Enseguida concluyó que no había medio de transporte más válido en estos casos que el tren. Un tren que fuera a un país aliado del CEPFIST... Y sabiendo que a Fülöp le encantaba ir montando el numerito y presumiendo de sus contactos... ¡El Orient Express, claro! Yugoslavia había sido aliada del CEFPIFST desde sus inicios. El Mariscal Tito hubiera hecho fuera por llevar la contraria a Moscú. Vrankovic le había comentado que Occidente hacía tremendamente la vista gorda por allí mientras Tito mantuviera la paz en los Balcanes... De algún lugar tenían que sacar deportistas dopaos para sus equipos deportivos, decían en la calle.

Arrancó rápidamente y atravesó por todo lugar donde pudiera atajar, creando el caos a su paso. Parecía mentira que la policía no lo pillara, pero iban demasiado de culo con la Embajada como para ocuparse de un conductor suicida. Tras desmontar varios quioscos y provocar más de 15 accidentes llegó a tiempo para comprar un billete a Zagreb y esperarse en el tren. Esperó a que se pusiera en marcha y arriesgarse. Si no estaban allí, se tiraría del tren, o le daría a la alarma para huir y ya se espabilaría para volver a Budapest. De todas maneras, no estaba de más echar un vistazo por la ventana. Y al rato los vio pasar por delante del tren. Satisfecho, iba a correr las cortinas cuando vio a su vez a un tipo de los de la embajada siguiéndolos de manera no muy disimulada... Vaya.Un pequeño inconveniente... 

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- ¡Es Veloso! Parece que se quedan sin efectivos en el KGB para enviarnos a semejante petardo.
- ¿Quién es? - Inquirió Zelgadis.

 Amy contestó por Fülöp

 - Un antiguo alto funcionario de policía cubano que cayó en desgracia frente a los castristas por un caso muy grave de corrupción. Lo enviaron aquí para evitar un escándalo que hubiera dañado la imagen del Camarada Fidel Castro. Bastante incompetente, en efecto, como dice el Sr. Fülöp. Cuando le traigo... Traía dossieres siempre me lo encotraba leyendo revistas guarras americanas que le pasaban de contrabando.
- Bien resumido, muchacha. Ya nos encargaremos de él después. Será fácil, Saras, no te preocupes.
- Adelante, pues.

 Los tres se subieron al tren.

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- ¿Y bien, parejita?¿Qué os parece esta habitación para vuestra luna de miel? Zel y Selinova no podían dar crédito a sus ojos. Era un compartimento enorme, con sala de estar y una cómoda litera. Todo forrado de madera con un gusto exquisito.
- Pero Gábor, nosotros...
- Chitón, que ya se lo que me váis a decir. No nos merecemos esto, estamos en una misión en la que podemos acabar traicionándonos - Amy hizo petar los labios involuntariamente cuando Fülöp dijo eso. Afortunadamente, ni Fülöp ni Zel no parecieron darse cuenta - y bla, bla, bla. Eso son tonterías. Sois jóvenes, el agente secreto vive muy rápido y puede caer en el momento más insospechado. Dejaos de academicismo y manuales. Si algún día conocéis a mi amigo Ban Sunshaku, de la estación japonesa y uno de los instructores-jefe del CEFPIFST, también os lo dirá: no debéis escatimar placeres. Incluso tú, Saras, que eres tan religioso, lo podrás comprender: no podeís vivir pensando en que un día vais a ser eliminados. Lo que tenga que caer, caerá. Mientras tanto, un poco de hedonismo entre misiones no hace daño a nadie. Y no quiero discusiones.

Los jóvenes callaron ante las palabras del veterano.

- Ahora, Saras, aquí tienes tu pasaporte griego puesto al día. Con datos falsos, claro. Y tú, Selinova, aquí tienes el tuyo. Es bueno. El Gobierno griego está dispuesto a ayudar ahora que está en la CEE y nos ha cedido esto. Vas a ser la señora Irene, la joven y bonita esposa del Yuppie Mr..., de la Transglobal. Estáis en luna de miel. En esa caja que he sacado de maletero del coche hay unos 15 vestidos de mi almacén téxtil. Para todas las ocasiones y hechos a medida. No me preguntes cómo he logrado tus medidas.

3D enrojeció un poco.

 - Mientras te pruebas las prendas, tu marido y yo nos vamos de juerga. Cierra el departamento con baldón. Si oyes llamar con el ritmo de "Una copita de ojén" y las dos últimas notas dicen "tres-dé", es que somos nosotros. No abras ni al revisor ni te preocupes por nada ¿De acuerdo?

Zelgadis i Fülop salieron. Amy echó el baldón.

- Será muy fácil deshacernos de ese canalla incompetente de Veloso.
- Gábor...
- ¿Sí?
- ¿Usted se fía de Amy...?
- ¿Tienes dudas?
- ...
- Ah, ya lo veo, sí; ¡De veras que te has enamorado de ella, eh! Pues mira, la respuesta es que en parte creo en ella. No la veo como una enemiga ni creo que nos quiera hacer daño personal. Pero me sigue dando la impresión de que su fuga no tiene nada que ver con un deseo real de largarse de la URSS. Creo, como supongo que temes, que se trata de una espía al servicio del KGB, y no muy hábil; por ello te sientes mal por ella. Pero que al mismo tiempo, de algún modo, la están utilizando para algo que ella jamás desearía. Te recomiendo que no le hagas daño hasta que veas que los hechos se precipitan.
- Ya...
- Anímate, hombre, esta es la parte más fácil. Le sacáis lo que queráis en Barna y la entregáis al Consulado de la URSS. Listos.
-...

Fülöp vio que 3D seguía confuso y no siguió. Siguieron por el pasillo y se encontraron de frente con un revisor, al que solo ver a Fülöp se le iluminó el rostro.

- ¡Oh, hola Sr. Fülöp!¿Algo para mí?
- Hola, Tayfun, pus claro que hay algo: ¿Sabes algo de un pasajero llamado Valdemiro Veloso?
- No, señor, pero en el vagón número 5, departamento 3 parece que se ha encerrado alguien sin billete, comentan algunos pasajeros. No sé si será el que busca. Lo probaremos. Toma, por la info.
- Uah, 150 $. Gracias, Sr. Fülöp.

Y se marchó como había venido poniéndose su soborno en el bosillo.

- Solo Veloso es tan tonto de encerrarse en un departamento solo y sin billete. Vamos, Saras.

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¡Qué suerte! Había podido colarse a tiempo en el tren, meterse en un compartimento aleatorio y encerrarse. Que dijeran misa los güevones que llamaban a la puerta clamando en distintos idiomas que tenían billete. Iba a recuperar a Selinova. Eso le daría para volver a Cuba. O mejor, volver a Cuba e irse a Miami de estranquis. Eso sí que sería macanudo: en barco y adiós pescao y a la vuelta picadillo. Se reía para sus adentros.

De pronto llamaron a la puerta. Una voz con acento del Este de Europa dijo de manera firme pero amable:

- Your ticket, please; billets, si vous plait; a jegyét kérem.

Lo esperado. Veloso sacó sus billetes de dólar. Pagaría al revisor el billete, la multa y una propinilla para que no molestara más. Corrió el baldón, abrió y se encontró con un silenciador, seguido de una bonita Desert Eagle, en el estómago. Levantó las manos instintivamente, su fajo de billetes en la mano

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- Hola Señor Veloso ¿Qué tal? Es un placer conocerle al fin. Vaya, vaya ¿Qué lleva en la mano?¿Es un regalo de bienvenida?¡Es Vd. demasiado amable!

Fülöp agarró los dólares y se los puso en el bolsillo de la americana. Zelgadis lo miró con resignada desaprobación.

- Cachéalo, Saras, y si se resiste te dejo que le hagas lo que te dé la gana mientras sea violento.

3D cacheó al cubano. Un revólver de calibre medio con la marca borrada, una navaja suiza, sus documentos, una petaca con ron barato y una cigarrera con unos puros que hasta Zel admitió que olían bien.

- Nada más, Gábor.
- ¿Cuántos puros lleva en la cigarrera?
- Cinco, bastante calibre.
- Pues invitémoslo, hombre.

Zel entendió. Abrió por la fuerza la boca a Veloso, le puso los cinco puros en la boca y los forzó hacia dentro. Después le tiró la americana atrás y le ató las mangas con fuerza.

- Mmmmmmmh, mmmmmmmgh... - Pareció protestar Veloso
- Parece que quieres saber qué haré contigo. Pues entregarte cuando crucemos a Yugoslavia, claro. Matarte no vale la pena, ya que has demostrado ser demasiado patético para ello. Eso, sí, te contaré mi vida. Estoy escribiendo mis memorias y ya voy por las 2000 páginas, así que te interesará saberlo por extenso. ¡Venga, payo, arrescúchalas, que no te cuesta ná! - Dijo Fülöp con un exagerado y deliveradamente estereotipado acento gitano - Tú, Saras, disfruta del viaje. Creo que yo voy a disfrutarlo aún más, jejejejeje...
- Bien, Gábor...

Zelgadis cerró la puerta tras de sí. Métodicamente, Fülöp sacó su pipa, la llenó y la encendió sin prisas:

- Bueno, pues todo empezó en un campamento gitano, en las afueras de Ózd... Es por ello que me llamaban "El Mago de Ózd" en el circo... Una mujer se abrió de piernas, y un cachocarne empezó a asomarle del coño...

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Zel volvió a su departamento, llamó

*Toc-to-to-toc-toc, tres dé*

Amy abrió. Se la encontró Amy poniéndose un vestido de noche muy escotado de tonos rosados. Llevaba su gargantilla de bisutería. Estaba hermosa.

- Señora ...
- Esposo...
- Creo que deberíamos disfrutar al fin de los placeres carnales ahora que estamos casados.
- Encantada...

3D la cogió en brazos y puso el separador del depatamento según rezaban unas instrucciones en la pared.

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Amy dormitaba en los barazos de Zel, ambos envueltos en la fina ropa de cama del Orient Express. El agente del CEFPIST la contemplaba sin cesar. Qué imagen de fragilidad y sin embargo, como le daba a la máquina... Le mesaba los negros cabellos y le acariciaba el hombro desnudo... Por un segundo le pasó por la cabeza la imágen. Él dimitiendo y después el Mosén casándolos en Santa Maria del Mar. Unidos ante Dios.

Pero unos golpetazos en la puerta lo sacaron de su sueño de felicidad.

- ¡Señor Zelgadis!¡SEÑOR ZELGADIS!¡Abra usted, por Alá!

Una voz atropellada y llorosa, un turco, laico, jurando por Dios... Algo malo había pasado. Zel se incorporó en el acto y se vistió a toda prisa.

- ¿Qué pasa, Zel? - preguntó Amy, despertada de pronto.
- No sé. Parece la voz de un revisor que hemos vist anres Gábor y yo. No te muevas de aquí.

Zel abrió y cerró el separador. Abrió el baldón. Era el Tayfun ese.

- ¡Señor Zelgadis, menos mal que lo encuentro!¡Ha pasado una... Un... Una desgracia!

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En el vagín número 5, compartimento 3 yacían los cuerpos sin vida de Fülöp Gábor y de Valdemiro Veloso. Zel miraba el cadáver de Veloso con una rabia asesina. De haber podido lo había descuartizado y de habría cagado encima. Temblaba de rabia y emoción. Fülöp se había comportado en aquellos días como otro padre, aunque el que se había declarado como su nuevo padre era su hermano. Y aunque eran jóvenes  intrépidos y entregados a la causa, ¿Qué les diría a sus hijos si se los encontraba? "¡Eh, tiene gracia, dejé a vuestro padre solo con un tipo de la KGB que pensábamos que era un inútil.

Parecía que Veloso había logrado ser más listo. Su americana estaba rota, en el suelo había un zapato y en la espalda de Fülöp un puñal reglamentario de la KGB. Veloso había muerto de un solo tiro en la frente: Por todo el repartamento se veían cachos de cerebro, de cráneo, incluso de nariz. Veloso solo tenía media cabeza y estaba irreconocible. Era evidente: Veloso se cansó de la vida de Fülöp, sacó todas sus fuerzas y logró romper sus ataduras. Cogiendo a Fülöp desprevenido, se sacó el puñal del zapato, que Zelgadis no había registrado y se lo había clavado en la zona medular. Fülöp vivió lo suficiente para reventarle el cráneo y gracias al silenciador, nadie oyó nada. No hubo ni lucha. Simplemente se mataron entre ellos. Supuso que Fülop pudo vivir unos segundos más.

- Señor, yo pensaba que esto solo pasaba en las novelas.¡Pobre señor Fülöp!¿Debo llamar a la policía?
- Señor Tayfun, sabe como yo que esto nos traerá problemas a todos. - Zel echó mano de su cartera y sacó todo lo que tenía, una cantidad considerable - Estése callado hasta llegar a Zagreb, ¿Entendido? Si lo logra, es posible que reciba un bonito extra de parte de los hijos del finado.
- Bien, Señor... Si me lo permitegh...
- Sí, sé que es horrible. Haga.

Mientras Tayfun iba al baño, la mente de Zel divagaba. "Fíate de ella", "es inofensiva", "unirse ante Dios", "KGB", "ordenador", "una trampa evidente", "no muy hábil"... Pequeña puta...










   




                  

1 comentario:

  1. No sé por qué, pero me temo que cuando lleguen a Zagreb alguien se llevará su merecido... :)

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