jueves, 20 de febrero de 2014

Crónicas del CEFPIFST: Desde la URSS con Horror, acto 12

El lesionado Fülop y Zelgadis se encontraban parapetados en un oscuro callejón del casco antiguo de Budapest, eran altas horas de la madrugada y en la calle solo habían prostitutas y opositores al régimen reinante yendo hacia sus reuniones clandestinas. Gatos y ratas se perseguían mutuamente hasta el punto que no se se sabía cuál animal era cuál.

"¿Ves ese tejado con una buhardilla grande y las luces encendidas?"
"Sí"
"Es el cubil de Vitoshev." 
"¿Está bien seguro de lo que quiere hacer, Gábor?
"Sí. Vitoshev no pasará de esta noche. Ha matado a mi gente, ha cruzado la línea. Se reduce a eso."

No fue necesario que Fülöp dijera más. Zelgadis se agachó para coger su maletín mágico y se cercioró de que la bomba de gas no estuviera activada. Aquella mañana había montado bote de desodorante en el pistón, por lo que el maletín en sí ya era una arma peligrosa.

*clic, clic, clic, clak*

Aún suerte que lo había comprobado: lw bomba estaba activada, en efecto. El sonido de desactivación se seguía oyendo bien. Abrió con seguridad y procedió a montar el Remington. Metódicamente, cogió la culata y encajó en ella el cuerpo del arma. Encajaban a la perfección. Un pequeño resorte surgió de la culata. Servía para separarla del cuerpo. Acto seguido coció el cañón doblado. Lo agitó en el aire y un clic le confirmó que estaba fijo. Otro pequeño resorte apareció en la juntura del cañón. 3D enroscó el canón con firmeza y finalmente añadió la mirilla. El arma estaba lista para usar. Zel soltó una corta oración y de dirigió a Fülöp. dándole el rifle:

"Le cedo el honor de acabar con ese cerdo" 
"¿Qué dices, Saras? Con este brazo mal no podría acertar..."

Zelgadis miró serio a su interlocutor:

"Lo hará. Usted disparará y yo se lo voy a dejar hecho. No puedo darle órdenes, pero es muy fácil leer en su corazón. Por eso sé que disparará, aunque lo decidiera Vd. mismo a última hora."

Fülöp no dijo nada. Sabía que el joven tenía razón.

De pronto, se oyeron unos pasos muy cercanos ¡Dos guardias urbanos acababan de surgir de un portal abandonado enfrente de ellos y estaban mirando el arma! 

"¡Oh, mierda!, pensó Zel. Esto no me lo esperaba. ¿Qué haremos ahora? No creo que las conexiones de Gábor sirvan para esto..." 

Con todo eso en mente, Zel se preparó para entrtegarse y dejó el fusil en el suelo. Pero los guardias simplemente pasaron al lado de 3D y Fülöp sin hacerles el mayor caso. La sorpresa de Zelgadis fue mayúscula. 

"¿Cómo no nos han...?¿Es que también conoce cada agente de la policía local?"

"A estos dos sí. Son hijos míos, también: Zóltan II y Béla. Los uniformes son robados y las placas, falsificaciones, pero creo que va a funcionar. Siento haberte ocultado esto, pero a veces debes sorprender a tus aliados antes que a tus enemigos" 

"Supongo que deben de ser un gancho, ¿no?"

"En efecto: Vitoshev teme a la Policía más que a nada. Es por el tema de los caballos. Es un experto amañando apuestas, y gracias a eso tiene un tren de vida que te sorprendería viendo este cuchitril donde vive ahora. Su residencia habitual es un chalé enorme en San Remo, y solo sale de él cuando lo llaman para una misión. Entonces lo alquila por cifras astronómicas y se forra aún más. Con todo esto y los crímenes que ha cometido, tiene cierta manía persecutoria con la pasma... Pero se la curaremos bien pronto y para siempre"

Pasaron unos minutos. Zelgadis se había agazapado y sobre su hombro se apoyaban Fülöp y el fusil. La mirilla, en modo visión nocturna, daba una vista excelente de la buhardilla. El dúo se encontraba en silencio, esperando el momento. 

En un momento dado, Fülöp vio movimiento en las ventanas. A lo lejos oían gritos en húngaro y maldiciones en búlgaro. En la puerta de la buhardilla se distinguían las siluetas de dos polis, y un tipo discutía acaloradamente con ellos. Los nenes estaban haciendo bien su trabajo. Fülöp enfocó una de las ventanas justo a tiempo para ver una silueta que le era muy familiar. Al entornar los ojos pudo confirmar quién era. El tipo saltó de la ventana a una terraza próxima y corrió hacia una escalerilla de incendios. Aunque le dolía el brazo herido de tanto estar en posición de disparo, el blanco era fácil. Cuando la figura se encaramó a la escalerilla, Fülöp hizo fuego y la figura se precipitó al vacío sin hacer el menor ruído salvo un *thud* que ni los vecinos oyern. Pero sí oyeron el disparo...

El cuerpo de Vitoshev yacía sin vida sobre los adoquines con un certero tiro con una bala de alto calibre que se incrustó en su bazo, causándole la muerte instantánea, incluso antes de su caída de 7 metros. Los gritos empezaron  mientras los dos hermanos Fülöp aprovechaban para secuestrar a quién fuera que estaba tapando a Vitoshev. [Nota del CEFPIFST: Nos entregado fue poco después y enviado nuestro centro penitenciario propio. Fue puesto en libertad a los pocas semanas: era solo un casero que sabía demasiado y escondía a muchos agentes del KGB en su inmueble. Lo seguimos vigilando hasta la caída de la URSS, y desde entonces lo dejamos en paz]

"Otro asqueros trabajo terminado", dijo Zel mientras se incorporaba "Dios se apiade de su alma"
"No te preocupes, Saras. No la tenía", contestó serio Fülop  
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Eran las cinco de la mañana. De vuelta a su hotel, Zelgadis decidió relajarse y darse un buen baño antes de dormir un poco al fin. El hecho de estar en la mejor suite de un hotel-spa de prestigio hacía que tuviera acceso directo al agua de manantial que había hecho famoso al Széchenyi. Se desnudó y puso el agua en marcha, dispuesto a disfrutar de un buen baño de vapor. De pronto entre el ruido del agua fluyendo, le pareció oír el chasquido de una cerradura. Supuso que era el de la habitación de al lado, que entraba, pero más valía ser previsor. Cerró el grifo, cogió la Desert Eagle de entre las toallas (un agente del CEFPIST siempre debe tener el arma a mano) y se puso al lado de la puerta cerrada del baño, contra la pared. Parecía que se oía algo en el suelo enmoquetado... Sin duda, había un intruso en la habitación. Abrió la puerta con cuidado y salió rápidamente en posición de disparo. Nadie en el hall. Reptando por el suelo para no hacer ruido, llegó hasta su maletín y cogió de allí un silenciador. Lo enroscó en el cañón de la pistola. El ruido se oía ahora claramente: el intruso parecía estar removiendo ropa, y Zelgadis sabía que la asistenta había cambiado ya la ropa de cama por la tarde, estando él ausente.

Se levantó de golpe y gracias a su considerable altura y coordinación logró atravesar la sala en un par de zancadas. Iba a pillar por sorpresa al mequetrefe que hubiera entrado. Se notaba que era un principiante, pues había dejado la puerta medio abierta. Le pegó una patada, se agachó para tener mejor ángulo de tiro y apuntó.

Y su expresión pasó de la agresividad al pasmo.

Pues estirada en su cama, aparentemente vestida como él salvo por una cinta de terciopelo con una esmeralda sobre pan de oro (Culo de botella con chapa.- N.d. Alexandra Fujinami) estaba el ángel moscovita: la bella criatura que había ido a buscar lo había encontrado antes. A 3D le pareció que las puertas del paraíso se abrían y que su extensión se perdía en aquellos ojos azules. Tapada en los mantos blancos y nuevos del hotel, a Zelgadis le parecía como la Venus de Botticeli saliendo de su concha. Tras 8 episodios de espera, Amelya Selinova se encontraba ante él, sonriéndole.

3D tragó saliva y soltó la pistola.

"Disculpe, señorita, yo... Esto..." Zel empezó murmurando en lituano, pero recuperó la compostura y cambió a su impecable ruso "Disculpe por mi atuendo y maneras señorita, pero no esperaba a nadie, y menos a estas horas. Me presentaré: Sarunas Zelgadis a su servicio. Vd. debe de ser Amelya Selinova, supongo..."

"Supone bien, caballero, y le ruego me disculpe por esta entrada tan poco sutil, pero me moría de ganas de conocerle. Soy en efecto Amelya Selinova, pero mis amigos en Occidente me llaman Amy"

Mientras ella hablaba, Zelgadis se había tapado recatadamente con una sábana de recambio que había en un armario. Zel le ofreció la mano con toda educación y ambos encajaron.

"Estoy encantado de conocerla"

"Créame cuando digo que el gusto es mío, agente 3D. Seguía sus evoluciones cuando jugaba con nuestro Equipo Nacional. Fue una lástima lo de la lesión"

"Llámeme Saras, por favor. Es ley de vida, pero soy bastante feliz llevando la vida que llevo..."

Bajo la educación era innegable que había habido un flechazo entre los dos. Amy consideraba que el hecho de que Zel fuera mutante le daba un aire interesante. Era alto y esbelto, con una apostura impecable y una musculatura definida, sin exageraciones. Distaba mucho de ser un Hércules pero ella lo veía como un Adonis. Lo que había podido ver de la entrepierna tampoco le había desagradado.

Zel veía a una joven bronceada, de mirada inquisitiva y alegre, cuello fino como el de un cisne en contraste con su pequeña altura y un busto bastante considerable. Era toda ella dulzura en estado puro. Una chica de esas que enamora por su aparente fragilidad. Zelgadis, aún con la mano de Amy cogida pensó sin querer en voz alta mientras se perdía en sus ojazos...

"Es Vd. la mujer más hermosa que ha visto en mi vida"

Amy le guiñó el ojo y lo miró con socarronería:

"Sí, no estoy mal, dicen. Aunque si fuera un poco más alta y menos gordi..." y su mirada se entristeció "Y además, tengo una bocaza..."

Zel miró a los labios de la chica, pintados de un carmín rosa claro de alta calidad. Casi se veía reflejado en él. No podía más. Se encomendó al Señor y dijo:

"A mí me parece del tamaño justo. Vamos a probar."

Se besaron. Una vez, dos veces...

"Pues en mi opinión encajan a la perfección. No sabes las ganas que tenía de hacerte esto, Amy, pero antes..." Zel puso la cabeza sobre el hombro de Amy "¿Llevas encima ese ordenador?"

"Mmmmmmm... ¿Tenemos que hablar de eso ahoraaaa...?

"Desde luego que no"

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Las manos sudorosas agarraban con firmeza la cámara. El tipo se estaba poniendo como un burro viendo a la pareja.

"Esté por su trabajo, Mellandri"

"Sí, signora"

Tras un falso espejo de doble cristal blindado, un diminuto zulo totalmente insonorizado daba una vista excelente de la habitación. Junto al cámara, en contraste con la excitación del indivíduo, la Coronel Smirnova se miraba la escena, impasible. Blitzkreig había hecho bien su trabajo y Vitoshev ya no era un obstáculo. Solo otro peón caído del tablero de ORTEGA. El plan estaba saliendo según lo previsto, pero aún quedaban obstaculos para llegar al jaque mate....

 

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