lunes, 12 de noviembre de 2012

Libros, libritos y libracos: El Kalevala, de Elias Lönnrot

Väinamöinen, Ilmarinen y Lemminkainen luchando contra la bruja Louhi (convertida en quimera) por otro puto MacGuffin


Muchos fans de Tolkien se preguntan de dónde salieron las ideas para su Ciclo de la Tierra Media, al igual que los fans de Moorcock se preguntan exactamente lo mismo, y suma y sigue. Pues bien, este poema épico compuesto en 1835 y ampliado en 1849 puede ser una de sus principales fuentes, ya que tiene una misma base: el uso de las aventuras mágicas de las sagas nórdicas en combinación con cierto adoctrinamiento cristianizante.

Elias Lönrot (Sammatti, 1802-1884) era un médico finlandés que se pasó a las ciencias tras ver que sus anteriores estudios de Humanidades no servían para sacarlo de la pobreza. Casi autodidacta, llegó a la Universidad de Turku en pleno Romanticismo, con el nacionalismo finlandés en la cúspide tras haber sido conquistados por Rusia casi sin violencia en 1809, aprovechando la retirada de Napoleón y que el ejército finés se encontraba en guerra con Suecia, convirtiéndose en una especie de Estado libre asociado al estilo de Puerto Rico.
Lönrot recorrió Finlandia, Laponia y Carelia en busca de cuentos populares, que fue recogiendo de aldeanos y campesinos, y se trasladó a Helsinki. Tanto era su interés por la cultura tradicional que su tesis doctoral como médico trató de los remedios mágicos y la medicina tradicional en la historia de Finlandia (y parece que le dieron buena nota). Allí, el mundo de la cultura bullía como nunca. La política liberal adoptada por el Zar de Rusia hizo que los finlandeses abandonaran el uso de la opresora lengua sueca - que llevaba 700 años siendo impuesta - para centrarse en su propia lengua, lo que alimentó como nunca el sentimiento nacional y el orgullo de ser finés. Ni sueco ni ruso. Solo finés.
Lönrot fue nombrado secretario de la Sociedad Literaria Finladesa, por lo que pude seguir con sus viajes, esta vez pagado por gente que compartía sus ideas e intereses. En 1849, como se ha dicho, recogió lo que había aprendido y lo volcó en 50 cantos, que lograron un gran éxito tanto en Finlandia como en Rusia. A los rusos no pareció importarles que se les dejara a parir en la obra.
Pintores e ilustradores de prestigio empezaron a hacer ilustraciones inspiradas en el fascinante mundo del Kalevala y sus personajes Se considera a esta obra una de las inspiraciones que llevaron a la independencia de Finlandia en 1917, tras la inmediata aceptación de la Declaración por parte de la recién formada URSS (ello costaría una Guerra Civil rusa en miniatura, con los finlandeses "blancos" y los finlandeses "rojos" en liza por hacerse con el control del nuevo país).

El Kalevala es a grandes rasgos la complilación de las andanzas mágicas de viejos héroes finlandeses: el bardo Väinamöinen, sabio mago que con el poder de su poesía, música, hechizos y buenas dotes con la espada salva casi todas las situaciones; su hermano pequeño Ilmarinen, herrero capaz de realizar armas mágicas, robots (sí, robots) y el milagroso y misterioso Sampo, un ingenio que hace que la felicidad llegue allá donde esté y del que nunca se ha podido determinar el aspecto por muchas leyendas que haya sobre él. El Sampo es el MacGuffin de la obra, equivalente al Santo Grial artúrico o al Anillo Único tolkiano.

Otroe héroes son el joven, descerebrado, gamberro, cachondo, mujeriego y brillantísimo guerrero, mago y poeta Lemminkäinen. Es el que nos ofrece los episodios con más acción del libro. Su madre es una gran hechicera, que le devuelve la vida tras ser descuartizado... solo para que se vaya a buscar más y mayores aventuras; Kullervo, el héroe trágico que inspiró Hamlet; la villana Louhi, gran bruja y granjera o la heroína Marjatta, que no es otra que la Virgen María, concebida por una baya, mezclada en un mundo de dioses paganos y héroes mágicos (a destacar que al contrario que en la Biblia, Marjatta es repudiada por todos los personajes y llamada literalmente "puta", y a su hijo lo llaman también "hijo de puta", su triunfo final causa un desenlace muy, muy parecido al del Señor de los anillos).

El Kalevala (que significa Tierra de héroes) es un libro que me ha dejado un poco frío (no es un chiste). Empieza muy bien, con mucha magia, aventuras, acción y violencia y uno se devora medio libro en dos días, pero la repetición de formas, recursos y diálogos, correcta en la poesía, resulta pesada para un fan de la prosa. Y cada vez dan menos y menos ganas de cogerlo, sobretodo cuando la acción se ralentiza para mostrar los banquetes y cantos que en ellos se dan (esto me suena...).

Se adaptó en película en 1959, en una superproducción soviético-finlandesa llamada Sampo. La tengo pendiente de ver.

2 comentarios:

  1. Pinta interesante pero me esperaré a tu reseña de la peli. La poesía no es lo mío(épica o no).
    Esto pide a gritos miniserie noventera con Armand Assante.

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    1. Hoy día tendríamos a Lance Henriksen con Christopher Walken, Malcolm McDowell y Martin Landau como "special guest star". Es que hasta me jugaría dinero XD

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