Siempre me ha caído bien Clint Barton. Fue el primer personaje Marvel de quien leí una miniserie completa (la de 1994, donde iba a vueltas con su viudez y actuaba con Máquina de Guerra contra la maciza supervillana Hiedra Venenosa), y desde entonces el cínico arquero ha sido uno de mis personajes favoritos de la Casa de las Ideas. Creado como villano - enemigo personal de Iron Man - en 1964 por Stan Lee y Don Heck y convertido en héroe a los pocos meses, el personaje se hizo un hueco en Los Vengadores y ha tenido pocas oportunidades de mostrarse en solitario.
Aquí, acompañado de su protegida Kate Bishop (tercera Ojo de Halcón), ambos se dedican a combatir el crimen en los bajos fondos, sea haciendo frente a las mafias rusa y china, el Circo del Crimen o a un selecto grupo de malosos Marvel dispuestos a participar en una subasta.
Esta es una serie de 2012, un concepto innovador creado por básicamente por el dibujante David Aja, con un dibujo sobrio, un rediseño del personaje, más próximo a lo que sería un superhéroe en la vida real (solo lleva uniforme en las dos primeras páginas de la serie y unas pocas más en el último número), que lo acerca al Universo Cinemático y una paleta de colores fría y sobria (a cargo de Matt Hollingsworth, que hace un trabajo soberbio creando ambientes y sensaciones). Aja tiene un estilo anguloso y abstracto, en mi opinión una especie de línea clara a la americana con muchos toques expresionistas, con ciertos toques propios de Steranko. Dos de los números - una historia llamada
La cinta - los dibuja Javier Pulido, un dibujante canario muy en la línea de Jordi Bernet con un poco de Daniel Torres (no es extraño pues empezó trabajando en BCN, como profesor adjunto de la Facultad de Bellas Artes de la Universitat de Barcelona) y que fue alumno de Miquel Gallardo (el famoso ilustrador, más conocido por crear al maravilloso Makoki). Su estilo es más detallado que el de Aja, pero también muchísimo menos innovador.
El guion corre a cargo de Matt Fraction, que varia la línea narrativa en cada episodio para ofrecernos un tipo de narración distinta en cada uno de ellos. Generalmente no sigue argumentos lineales y da a los diálogos mucha brevedad, chispa, ironía y humor, mucho humor, respetando el carácter sarcástico que siempre ha caracterizado al Clint Barton de siempre, fuera Ojo de Halcón o Goliat, pero humanizándolo, negándole el epíteto de "supehéroe" en repetidas ocasiones..
De entre los números individuales destacaría el 3, un estupendo homenaje a las persecuciones de coches de las pelis de los 60 a los 80, usando coches de la época y un desarrollo 100 % cinematográfico. Es un espectáculo visual; y el 6, una cómica historia navideña. La serie está llena de breves cameos de superhéroes, lo que siempre es de agradecer.
Una historia innovadora hecha para adultos y muy paladeable gracias a sus dosis masivas de acción y humor que constituye un remanso de paz en el lioso Universo Marvel actual.
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