viernes, 14 de marzo de 2014

Ante la pantalla: Ciudadano Kane (1941). Parte 2

La RKO dio la gran oportunidad al joven prodigio que había aterrorizado a los EE.UU. con su versión radiofónica de "La guerra de los mundos". El resultado fue una película que ha sido considerada como la mejor de la historia del cine durante cerca de 5 décadas, y aspira a recuperar el puesto en cualquier momento (ya sabemos todos cómo fluctuan estas listas).

Aquí si es elegir meme o cartel, elegimos meme, coño


Orson Welles decidió junto a otro genio, el prestigioso - ideó las escenas en sepia para "El mago de Oz", por ejemplo - pero autodestructivo Herman Mankiewicz (quién hizo más o menos por el guion y el funcionamiento de la peli constituye aún objeto de debate), los cimientos del mass-media nortemericano metiéndose directamente con su gran mogol: William Randolph Hearst, entonces el hombre más poderoso de EE.UU tras el Presidente (en sus tiempos mozos había sido de hecho más importante que el Presidente). RKO, dirigida por la familia Kennedy, no dudó en darle su apoyo incondicional. El resulatado de los esfuerzos combinados de director y co-guionista fue un guion que podemos calificar de valleinclanesco: crean personajes complejos, abyectos y rayanos en lo surrealista; caricaturas de los poderosos y los impotentes en los primeros años del S.XX en EE.UU. Todo aderezado con una narración no lineal que combina diversas etapas de la vida de Charles Foster Kane con la búsqueda del MacGuffin (que de hecho, en una pifia histórica del guion, nadie debería conocer de entrada) por parte de un grupo de periodistas: Hallar el significado de su última palabra en el lecho de muerte: "Rosebud".

Para ello se rodeó de personas de confianza para el reparto: la troupe de su Mercury Theatre y, por supuesto, él mismo como Kane. Welles y Cotten se complementan a la perfección y resultan graciosos cuando tienen que serlo y patéticos a su vez, pero la actuacón que me gusta más es la de Dorothy Commingore, una auténtica "one hit wonder" que acabó perdida en la serie B y hundida por McCarthy, que dio vida a un personaje que es la víctima personalizada y perfecta de las fechorías y el egocentrismo de Kane: hace reir, despierta compasión y llega a dar bastante miedo conforme sucumbe a la depresión y, casi, la locura.

El cuidado en los detalles es impresionante, y tan solo hace falta ver el falso noticiario al inicio de la película como muestra: los jugosos titulares de los periódicos, que pasan demasiado deprisa para leerlos en un visionado normal, nos obligan a usar la pausa para comprobar la mala leche que pone Welles en su crítica a los medios. Tan sencillo como eso. O el innovador trailer, hecho en tono de comedia ligera.

Los decorados son dignos de mención. Todos ellos tienen un aire onírico, irreal, y están fotografiados e iluminados para multiplicar el efecto. Tanto en fotografía como en iluminación y edición (a cargo nada menos que de Robert Wise), esta peli presentó una serie de técnicas que tendrían una enorme influencia len la historia del septimo arte. Tanta o más que la película en si: travellings elaborados de manera que en todos los planos de imagen se mantengan enfocados (gracias a un elaborado estudio de objetivos, iluminación y lentes por parte del fotógrafo Greg Toland (que meses antes había usado los mismos trucos en la excelente "Hombres intrépidos", de John Ford): para una peli hecha en 1940, es un enorme mérito el decir que al verla en alta definición, casi se pueden contar las gotas de lluvia que aparecen en tercer plano en una escena. A ello se suma el magistral uso del sonido, tanto los efectos como la banda sonora de Bernard Herrmann, sobretodo para crear situaciones cómicas o de pesadilla. Y, "last but not least", no elvidemos el resultón maquillaje, que transforma constantemente a los personajes pero que permite que se los reconozca en todo momento.

Pese a darse un ligero batacazo en taquilla, la peli dejó a la RKO satisfecha por haber recuperado la inversión pese a las dificultades y por la publicidad y notoriedad que les dio, y la archivó para futuros reestrenos consciente que esa no era una peli cualquiera y que con los años iba a ser importante, pero dejó también a un Welles furioso, que inició su época de gran frustración con Hollywood. Pero de todas formas el tándem Wells -Mankiewicz se constituyó en legendario aunque jamás se repitió.



Una soberbia sátira de los EE.UU. en los difíciles inicios del S.XX, su crítica a la sed de poder y riqueza sigue aún relativamente vigente. Magistralmente dirigida e interpretada, con un guion cínico y inteligente pese a un gravísimo e histórico error argumental (que con el tiempo no ha hecho más que añadir a la leyenda que deja este filme) y, a nivel técnico, con muchísimas innovaciones y trucos visuales y un estupendo maquillaje, se entiende por qué ha sido durante tantos años la mejor peli de la Historia, cosa que personalmente no comparto, pero, objetivamente, teniendo en cuenta la época y las dificultades que se pasó en realizarla, es un Top-25 fijo en la categoría.
La actual, " Vértigo", aplicó innovaciones narrativas y técnicas muy parecidas pero obviamente más avanzadas (y en color) aplicadas a un apasionante argumento de suspense, una dirección que rezumaba magia y actuaciones brillantes. Ya he visto ambas. Y ahora puedo decir de primera mano que son absolutamente maravillosas, que me niego a decir que ninguna peli sea "la mejor de la Historia" pero que espero que dicho título/epíteto sea ahora  más disputado para hacer descubrir al espectador contempráneo obras que combinen genialidad, innovación y comercialidad a partes iguales.

3 comentarios:

  1. No soy muy cinéfilo, pero un día de estos tendría que ponerme a revisar clásicos.

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  2. Debo ser raro, pero a pesar de reconocer lo portentosa y adelantada a su tiempo que fue a nivel técnico, me deja absolutamente frío.

    Con Vértigo tres cuartos de lo mismo...me pareció entretenida y ya.

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    1. Contra gustos no hay disgustos, Kururin.

      Cuando digo que me partí de risa con algunas escenas de "El séptimo sello" (la Muerte serrando el árbol. Creo que Terry Pratchett parodió esa escena en su segundo libro de Mundodisco), la gente cree que soy raro: no se cree que Bergman tenía una exquisita vis cómica.

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